Litoral es una productora de comunicación para la acción. Condujo la campaña de medios de libertad religiosa en Cuba, entre otros proyectos en colaboración con el medio independiente Atlántida, y la productora audiovisual independiente KINO.
En esta ocasión, Litoral ha producido el desarrollo de Fragmentos de Tortura, una serie de ilustraciones que denuncia los distintos métodos de tortura fue desarrollada por Lumo, el seudónimo del ilustrador, editor y animador, nacido en La Habana en 1990, quien ha producido materiales audiovisuales y visuales para medios independientes y extranjeros.
El proyecto ha contado con el apoyo de Víctimas de COmunismo
El Potro
Una de las técnicas es el potro. En junio de 2021, la dama de blanco Leticia Ramos denunció que al preso político Virgilio Mantilla le aplicaban una clase de tortura que implica ataduras o esposas, conocida como el potro. En una celda de castigo de la cárcel camagüeyana Kilo 8, era inmovilizado de pies y manos, sujetado a un poste.
*Textos basados en el reportaje “Cuba, una isla buena para la tortura”, del periodista Yoe Suárez, publicado en Diario de Cuba; en el reportaje “Patrulla-horno: una tortura cubana desapercibida”, del periodista Yoe Suárez, publicado en Connectas, en el reportaje Pastores del 11J, Cubanet, 2022.
Shakira
Una de las técnicas es la shakira. Anderlay Guerra conoció la shakira en el Combinado de Guantánamo, donde estuvo preso entre 2005 y 2009 por «intento de salida ilegal del país». No se trataba de una mujer, sino de lo que llamó «el peor método de tortura en ese lugar». Consiste en esposar al reo por la espalda, de pies y manos, para que quede inmovilizado sobre el piso de la celda. Es «una posición muy incómoda —describió Guerra—, y cuando haces algún movimiento, mueves las caderas; imagínate cuánta ironía».
Falta de sueño y ruido
El doctor Miguel Ángel Ruano afirma que «la falta extrema de sueño puede conducir a desorientación, paranoia y alucinaciones». En el caso de Mary Karla Ares, durante su encierro en Villa Marista le aplicaban de uno a tres interrogatorios diarios en los que le preguntaban sobre su activismo político, «cuestiones personales e incluso relaciones de pareja».
Una de las técnicas es provocar la falta de sueño, mediante ruidos. Luis Zúñiga, expreso político, rememoró la privación del sueño a la que sometían a presos políticos que, como él, se negaban a insertarse en los planes de adoctrinamiento castrista. «En la prisión de Boniato, a los plantados nos aplicaron ruidos electrónicos 24 horas al día para volvernos locos —dijo—. Era horrible, por la desesperación dábamos golpes contra las planchas de acero de las puertas».
Negación médica
Una de las técnicas es la negación de asistencia médica. Existen testimonios de la negación de asistencia a pacientes por motivos políticos. En mayo pasado, el activista de derechos humanos Yoel Pérez Bravo fue internado en el Hospital Militar Manuel Fajardo, de la ciudad de Santa Clara. Tenía covid-19. Aunque la falta de medicamentos y oxígeno en la isla empeoró la crisis sanitaria para todos, en el caso del opositor, su colega Osney Quintana denunció que la policía política ordenó no suministrarle las medicinas necesarias, al menos inicialmente. Luego se supo que, durante los episodios de fiebre, tos y falta de aire, únicamente le proporcionaban medicamentos cuando empezaba a tener temblores.
Golpizas y vejaciones
Una de las técnicas son las golpizas. Contra las damas de blanco, muchas sesiones de tortura ocurrían en la Academia de Policía de Tarará. Allí, además de poner a las víctimas en posiciones incómodas durante horas, tanto grupos de mujeres como de hombres uniformados les propinaban golpizas.
Otra de las técnicas son las vejaciones. Esta tortura contra detenidos o reclusos son comunes desde el principio mismo de la revolución, y llegan al presente con detalles escalofriantes. El pastor santiaguero Lorenzo Rosales, preso en Boniato desde las manifestaciones antisistema del 11 de julio, lo sufrió, de acuerdo con un testigo que pidió anonimato.
La fuente, «uno de los guardias que orinó» sobre la cabeza de Rosales la madrugada del 14 de julio, cuando era trasladado a la unidad policial de Versalles, contactó al pastor Mario Félix Lleonart. «No teníamos agua —le escribió— y pensábamos que lo habíamos matado de la golpiza que le dimos en el camino». La fuente reveló que no quería abusar de Rosales, pero de no participar, dijo, «el muerto lo hubiera puesto yo».
*Basado en el reportaje “Cuba, una isla buena para la tortura”, del periodista Yoe Suárez.
Negación médica II
Una de las técnicas es la negación de asistencia médica. Raudel García, expreso político, contó que por introducir en su cuerpo fármacos le comenzaron muecas con la boca, la nariz, tics nerviosos. Él ya había visto esas señales en casos de alcohólicos que eran ingresados para entrar en proceso de abstinencia. «Mis síntomas fueron exactamente los mismos, solo que yo no soy alcohólico», dijo.
Por tres semanas estuvo en esa condición sin recibir asistencia médica en la cárcel.
Aislamiento
Una de las técnicas es el aislamiento. La reportera independiente Mary Karla Ares también mencionó que, durante su encierro en Villa Marista, las salidas al soleador eran como otra tortura: «muchas veces me sacaban sobre el mediodía y era duro después de estar tantas horas encerrada en una celda. El sol te quema muy fuerte, apenas ves».
Tortura blanca
Tortura psicológica
Las torturas psicológicas, que abarcan un grupo de subtécnicas con variados objetivos, son unos de los métodos más usados. Raudel García, expreso político, recuerda: «Todos los que hemos estado en 100 y Aldabó coincidiremos sin duda alguna en que es un lugar diseñado para romper psicológicamente a cualquier persona (…) Fui testigo de que muchos que estuvieron conmigo en la misma celda, cuando llevaban cerca de 30 días padecían síntomas psicológicos de asfixia. Otros no soportaban el encierro y trataban de suicidarse. En mi piso, lo normal eran alrededor de tres o cuatro intentos de suicidios por mes».
Shakira II
Una de las técnicas es la shakira. Una variante incluye suspender al recluso «del techo del calabozo cogido con las cadenas», algo que provoca laceraciones en la piel, especialmente en muñecas y talones.
«La decisión de soltarlo la toman los carceleros cuando ellos entienden; si el preso es muy rebelde o la falta es considerada muy grave, entonces lo tienen más tiempo así», dijo Anderlay Guerra. Según su experiencia, el ensañamiento es mayor con los presos políticos que gritan consignas contra el gobierno o hacen huelgas de hambre para exigir asistencia médica o los llamados «derechos carcelarios».
Aislamiento II
Una de las técnicas es el aislamiento. A la periodista independiente Mary Karla Ares la aislaron durante cuatro noches en la prisión de mujeres del Guatao, «en una celda con una sola ventana con vista al cielo».
«No tenía contacto con nadie, excepto cuando me llevaban los alimentos; después del horario de comida de la tarde, no veía a nadie más», explicó.
Uso prolongado de esposas
Una de las técnicas es el uso prolongado de esposas. Miguel Ángel Ruano, doctor en neurociencias, afirma que las lesiones se evidencian con cambios de coloración y edemas, pérdida de la continuidad de la epidermis y/o dermis en muñecas y el tercio distal de antebrazos, así como entumecimiento, calambres, parestesias y limitaciones en la fuerza, flexión y movimiento.
Patrulla Horno
Una de las técnicas es la patrulla horno. El promedio temporal de sometimiento a esa tortura es de aproximadamente tres horas. Pero incluso a los reportes más breves de patrulla horno el científico y opositor Oscar Casanella no duda en calificarlos de tortura. Su primera vez, en 2020, pasó una hora dentro de un auto policial cerrado herméticamente y al sol. El 4 de abril de 2021 fueron más de siete. En aquel momento, sus captores le negaron usar el servicio sanitario o beber agua, mientras se deshidrataba por las profusas sudoraciones.
Cama turca
Una de las técnicas es la cama turca. En la Prisión Provincial de Las Tunas se empleaba este método. El recluso Yunier Almaguer estuvo seis días esposado de ambos pies y manos en una litera sin tabla ni colchón.
En un audio compartido por el Observatorio Cubano de Derechos Humanos, un testigo detalló que en la litera «te encadenan como a Jesucristo, te tiran como si estuvieras acostado». Y acotó: «pero dicha cama no tiene tablón ni nada y te cuelgan por los días que les da la gana, con una esposa en cada pie y en cada mano».
Cambio de temperatura I
Una de las técnicas es el sometimiento a cambios de temperatura. Arianna López, líder de la Academia Julio Machado en Villa Clara relató, en marzo de 2020, que fue conducida, esposada, hasta un cuarto de interrogatorio de la Unidad Provincial de Investigaciones. Dentro, el aire acondicionado estaba al máximo.
Según Arianna López, los militares entraban y salían, aparentando que se habían olvidado de ella. «Unos apagaban el aire y hacía mucho calor, otros lo encendían y hacía mucho frío».
Golpizas II
Una de las técnicas son las golpizas. Contra las Damas de Blanco, muchas sesiones de tortura ocurrían en la Academia de Policía de Tarará. Allí, además de poner a las víctimas en posiciones incómodas durante horas, tanto grupos de mujeres como de hombres uniformados les propinaban golpizas.
Amarrado
Otra versión de la Shakira incluye suspender al recluso «del techo del calabozo cogido con las cadenas», algo que provoca laceraciones en la piel, especialmente en muñecas y talones. «La decisión de soltarlo la toman los carceleros cuando ellos entienden; si el preso es muy ‘rebelde’ o la ‘falta’ es considerada muy grave, entonces lo tienen más tiempo así», dijo Guerra. Según su experiencia, el ensañamiento es mayor con los presos políticos que gritan consignas contra el régimen o hacen huelgas de hambre para exigir asistencia médica o los llamados «derechos carcelarios».
La práctica no es nueva. Francisco Osorio, opositor guantanamero que estuvo preso en 1992, ya oía hablar de la Shakira, también llamada Balancín. Sin embargo, no solo en el tiempo, sino también en el espacio parece estar bien extendida esa técnica de tortura en el sistema carcelario del régimen cubano.
Guerra escuchó que era practicada en las cárceles Kilo 8, en Camagüey, y Boniato, en Santiago de Cuba, «y después llegó a Guantánamo».
Uso de drogas
Una de las técnicas es el uso de drogas. El empleo de la medicina y de instalaciones clínicas para torturas y malos tratos también ha sido documentado en la historia reciente cubana. El expreso político Raudel García relató que en 2012 sufrió una crisis de ansiedad en la cárcel 100 y Aldabó, que considera resultado de drogas colocadas en su comida.
Raudel García, expreso político: «La crisis nerviosa que tuve fue provocada. Ningún médico de los que me han atendido en Estados Unidos cree que fue producto de un proceso natural».
García, ahora en el exilio, cree muy probable que pusieran en su bandeja de comida «pequeñas dosis de algún psicofármaco, que con el tiempo creó adicción en mi organismo».
«La respuesta de mi organismo ante la ausencia de estos sería, naturalmente, la crisis, que se caracterizó por un nivel de ansiedad alto. En un lapso de 72 horas desde que comenzaron los primeros síntomas, perdí completamente el sueño y comencé a experimentar temblores en mis manos y mis pies. Fue algo espantoso», describió.
Electroschock
Una de las técnicas es la aplicación de electroshocks. Daniel Llorente lo vivió en carne propia. El 1 de mayo de 2017 corrió por la Plaza de la Revolución, lista para el comienzo de la marcha y los discursos por el Día Internacional de los Trabajadores, enarbolando una bandera estadounidense y gritando «Libertad para el pueblo de Cuba».
Acabó inmovilizado por militares vestidos de civil, momento captado por la prensa extranjera que cubriría la movilización anual organizada por el Partido Comunista. Acusado de desorden público y resistencia, pasó un mes tras las rejas, y el 30 de mayo fue encerrado en el Hospital Psiquiátrico de La Habana. Su hijo Eliezer Llorente, entonces un adolescente, afirmó que no había recibido diagnóstico que justificara tal reclusión. Aun así, permaneció un año en ese centro médico. Allí le aplicaron a su padre electroshocks.
Falta de sueño con luz
Una de las técnicas es forzar la imposibilidad de dormir por luz encendida permanente. La periodista independiente Mary Karla Ares experimentó la limitación del sueño durante su encierro en Villa Marista. La primera noche los guardas dejaron la luz de la celda encendida. Alrededor de las 9:00 p. m., Ares comenzó a gritar para que la apagaran. Necesitaba conciliar el sueño. «Al cabo de un rato llegó un militar y sencillamente respondió que no podía hacerlo».
Negación de asistencia médica III
Aunque el régimen cubano lo niega, la tortura es parte de sus mecanismos de terror contra la ciudadanía. Lo ha sido desde 1959, y en el siglo XXI también. Las investigaciones del reportero Yoe Suárez sobre el menú de torturas del estado totalitario, inspiraron esta serie del artista plástico Lumo, que compartimos en La Hora de Cuba.
Durante una sesión de la totura conocida como patrulla-horno, a la Dama de Blanco Marisol Fernández «se le irritaron los ojos», relató un informe de la organización opositora Damas de Blanco. Los militares que la custodiaban se negaron a asistirla médicamente, y solo después de ser liberada un especialista pudo atenderla. El diagnóstico fue «una conjuntivitis alérgica debido al sudor y el calor». Mientras estaba en el auto, esposada, el sudor le quemaba sus ojos.
Aislamiento III
Para el doctor Emilio Arteaga, quienes han pasado por situaciones extremas, tanto las detenciones constantes como el aislamiento prolongado terminan reviviéndolas; y son capaces de generar «núcleos de distorsión de la realidad, que van de estados disociativos a distorsiones de tipo delirante. O sea: provoco tal nivel de amenazas y exposición al peligro, que terminas configurando una estructura paranoide. Y la gente dice ‘es que está paranoico’. No, es que te indujeron ese estado».
Cambios de temperatura II
Una de las técnicas es el sometimiento a cambios de temperatura. Arianna López, líder de la Academia Julio Machado en Villa Clara relató, en marzo de 2020, que fue conducida, esposada, hasta un cuarto de interrogatorio de la Unidad Provincial de Investigaciones. Dentro, el aire acondicionado estaba al máximo.
Según Arianna López, los militares entraban y salían, aparentando que se habían olvidado de ella. «Unos apagaban el aire y hacía mucho calor, otros lo encendían y hacía mucho frío».
GolpizasIII
Una de las técnicas son las golpizas. Contra las damas de blanco, muchas sesiones de tortura ocurrían en la Academia de Policía de Tarará. Allí, además de poner a las víctimas en posiciones incómodas durante horas, tanto grupos de mujeres como de hombres uniformados les propinaban golpizas.
Shakira III
Francisco Osorio, opositor guantanamero que estuvo preso en 1992, ya oía hablar de la Shakira, también llamada Balancín. Sin embargo, no solo en el tiempo, sino también en el espacio parece estar bien extendida esa técnica de tortura en el sistema carcelario del régimen cubano.
Golpizas IIII
Una de las técnicas son las golpizas. Contra las Damas de Blanco, muchas sesiones de tortura ocurrían en la Academia de Policía de Tarará. Allí, además de poner a las víctimas en posiciones incómodas durante horas, tanto grupos de mujeres como de hombres uniformados les propinaban golpizas.
Aislamiento IIII
Para el doctor Emilio Arteaga, quienes han pasado por situaciones extremas, tanto las detenciones constantes como el aislamiento prolongado terminan reviviéndolas; y son capaces de generar «núcleos de distorsión de la realidad, que van de estados disociativos a distorsiones de tipo delirante. O sea: provoco tal nivel de amenazas y exposición al peligro, que terminas configurando una estructura paranoide. Y la gente dice ‘es que está paranoico’. No, es que te indujeron ese estado».
Patrulla horno II
El uso de patrullas como celdas y otros encierros en condiciones humillantes, puede tener desenlaces fatales. «Si la persona padece enfermedades crónicas como diabetes o EPOC, puede tener un desenlace fatal de desencadenarse una crisis de estas», indicó el doctor Alexander Pupo. «El estado de ansiedad prolongado, sumado a las fobias y la sensación de asfixia, puede causar infartos del miocardio o llevar a un estado depresivo, que conduzca al suicidio».
*Basado en el reportaje “Patrulla-horno: una tortura cubana desapercibida”, del periodista Yoe Suárez.
Ruido
Una de las técnicas es provocar la falta de sueño, mediante ruidos. Luis Zúñiga, expreso político, rememoró la privación del sueño a la que sometían a presos políticos que, como él, se negaban a insertarse en los planes de adoctrinamiento castrista. «En la prisión de Boniato, a los ‘plantados’ nos aplicaron ruidos electrónicos 24 horas al día para volvernos locos —dijo—. Era horrible, por la desesperación dábamos golpes contra las planchas de acero de las puertas».
Cama turca II
Una de las técnicas es la cama turca. En la Prisión Provincial de Las Tunas se empleaba este método. El recluso Yunier Almaguer estuvo seis días esposado de ambos pies y manos en una litera sin tabla ni colchón.
En un audio compartido por el Observatorio Cubano de Derechos Humanos, un testigo detalló que en la litera «te encadenan como a Jesucristo, te tiran como si estuvieras acostado». Y acotó: «pero dicha cama no tiene tablón ni nada y te cuelgan por los días que les da la gana, con una esposa en cada pie y en cada mano».
Electroschock II
Una de las técnicas es la aplicación de electroshocks. Daniel Llorente lo vivió en carne propia. El 1 de mayo de 2017 corrió por la Plaza de la Revolución, lista para el comienzo de la marcha y los discursos por el Día Internacional de los Trabajadores, enarbolando una bandera estadounidense y gritando «Libertad para el pueblo de Cuba».
Acabó inmovilizado por militares vestidos de civil, momento captado por la prensa extranjera que cubriría la movilización anual organizada por el Partido Comunista. Acusado de desorden público y resistencia, pasó un mes tras las rejas, y el 30 de mayo fue encerrado en el Hospital Psiquiátrico de La Habana. Su hijo Eliezer Llorente, entonces un adolescente, afirmó que no había recibido diagnóstico que justificara tal reclusión. Aun así, permaneció un año en ese centro médico. Allí le aplicaron a su padre electroshocks.
Tortura psicológica II
Una de las técnicas es la tortura psicológica, que incluye la sensación de indefensión, el aislamiento, la humillación del recluso, los juegos mentales a través de la creación de falsas expectativas o los falsos fusilamientos, etc. Raudel García, expreso político, recuerda: «Todos los que hemos estado en 100 y Aldabó coincidiremos sin duda alguna en que es un lugar diseñado para romper psicológicamente a cualquier persona (…) Fui testigo de que muchos que estuvieron conmigo en la misma celda, cuando llevaban cerca de 30 días padecían síntomas psicológicos de asfixia. Otros no soportaban el encierro y trataban de suicidarse. En mi piso, lo normal eran alrededor de tres o cuatro intentos de suicidios por mes».
Falta de asistencia médica
Aunque el régimen cubano lo niega, la tortura es parte de sus mecanismos de terror contra la ciudadanía. Lo ha sido desde 1959, y en el siglo XXI también. Las investigaciones del reportero Yoe Suárez sobre el menú de torturas del estado totalitario, inspiraron esta serie del artista plástico Lumo, que compartimos en La Hora de Cuba.
Durante una sesión de la totura conocida como patrulla-horno, a la Dama de Blanco Marisol Fernández «se le irritaron los ojos», relató un informe de la organización opositora Damas de Blanco. Los militares que la custodiaban se negaron a asistirla médicamente, y solo después de ser liberada un especialista pudo atenderla. El diagnóstico fue «una conjuntivitis alérgica debido al sudor y el calor». Mientras estaba en el auto, esposada, el sudor le quemaba sus ojos.
El Potro II
Una de las técnicas es El Potro. En junio de 2021, Leticia Ramos, miembro de las Damas de Blanco, denunció que al preso político Virgilio Mantilla le aplicaban otra clase de tortura que implica ataduras o esposas, conocida como El Potro. En una celda de castigo de la cárcel camagüeyana Kilo 8, era inmovilizado de pies y manos, sujetado a un poste.
Vejaciones II
«Creo que usted conoce al pastor Lorenzo [Rosales], preso ahora en Boniato (una prisión en Santiago de Cuba). Solo quería pedir perdón porque yo fui uno de los guardias que orinó sobre su cabeza la madrugada del 14 de julio cuando lo trasladábamos para Versalles (una unidad policial de la misma provincia). No teníamos agua y pensábamos que lo habíamos ‘matao’ de la golpiza que le dimos en el camino”.
Ese fue el primer mensaje que llegó, en octubre de 2021, al Messenger de Mario Félix Lleonart, un pastor bautista cubano exiliado en Washington, Estados Unidos, y director del Instituto Patmos, que monitorea la libertad religiosa.
De nuevo vibró el móvil de Lleonart. El desconocido confesaba que no quería abusar de Lorenzo, pero si no participaba, dijo, “el muerto lo hubiera puesto yo”. Otro zumbido: “acá están puestos pa’ matar al pastor para que no cuente todo lo que se le ha hecho”. La comunicación finalizaba de manera escalofriante: “Cualquier día de estos, otro preso lo mata o él aparece ‘suicidao’”.