Se hizo una exposición de arte contemporáneo cubano ha sido, históricamente, un espacio de exploración poética y también un campo de resistencia simbólica, en conmemoración del cuarto aniversario del 11J. Esta exposición reunió obras de artistas cubanos que, desde dentro y fuera de la isla, canalizan la memoria, la denuncia y la esperanza a través de lenguajes visuales diversos. Las manifestaciones del 11 de julio de 2021 marcaron un punto de inflexión en la historia reciente de Cuba. Por primera vez en décadas, miles de ciudadanos salieron a las calles de forma espontánea y pacífica para exigir libertad, justicia y dignidad. Aquel grito colectivo, reprimido con violencia, sigue resonando cuatro años después en las prácticas artísticas que aquí se exhiben.
Esta muestra organizada por Cultura Democrática en el Centro Venezolano Argentino Araguaney en coordinación con Alianza por venezuela y el Foro Argentina por la Defensa de la Democracia, no pretende ser un archivo cerrado ni una versión única de los hechos, sino una constelación de miradas que dialogan con el trauma, el exilio, la ausencia, la fe y la rebeldía. Pintura, dibujo, instalación, fotografía, videoarte y performance se entrecruzan como formas de decir lo indecible. El arte aquí no ilustra una consigna: la problematiza, la descompone, la transforma. Y en ese proceso, devuelve al espectador no solo el eco de una protesta, sino el rostro humano del dolor y la dignidad.
Los artistas participantes —muchos de ellos censurados, perseguidos o forzados al exilio— han hecho del arte un acto de ciudadanía. Sus obras hablan desde la experiencia íntima y al mismo tiempo colectiva de una generación que ha vivido entre la esperanza y la fractura, entre la calle y la cárcel, entre el adentro y el destierro. Algunos utilizan materiales precarios como gesto político; otros acuden a símbolos nacionales para reescribir el relato oficial desde una perspectiva crítica y afectiva. Todos, sin excepción, trazan un puente entre el pasado y el futuro, entre el país que duele y el que aún es posible imaginar.
El 11J no ha terminado. Vive en las ausencias, en los nombres de los presos políticos, en las canciones prohibidas, en los cuerpos que migran y en las palabras que aún luchan por pronunciarse sin miedo. Esta exposición es un espacio para hacer memoria, pero también para reclamar el derecho al presente: a crear, a disentir, a volver. Que estas obras sirvan como testimonio y también como ofrenda. Que en ellas reconozcamos no solo lo que ocurrió aquel julio, sino lo que nos sigue ocurriendo. Y que el arte, en su fragilidad poderosa, nos acompañe a nombrar lo que no queremos olvidar.
Tras la presentación por parte de los anfitriones del Centro Venezolano Argentino Araguaney, se expuso un video donde se resumen el estado de situación, el antes y el después del 11 de julio del 2021. Además el violinista cubano Luis Alberto Mariño y la investigadora argentina Micaela Hierro Dori presentaron un resumen de la situación, la urgencia en la que viven los presos políticos e intercambiaron con el público entre los que se encontraba el influencer Danann así como miembro de Cubanos en Argentina por la Libertad como Marta Quesada.