El Artículo 20 de la Declaración Universal de Derechos Humanos afirma que “Toda persona tiene derecho a la libertad de reunión y de asociación pacífica”, sin embargo, ese derecho es violado sistemáticamente en Cuba.

Desde la caída del muro de Berlín, cientos de organizaciones de la sociedad civil y miles de activistas cubanos, han impulsado iniciativas ciudadanas para abrirse al diálogo entre ellos mismos y, en algunos casos, con el gobierno para promover pacíficamente la democratización en Cuba.

Aquí se documentan 35 iniciativas de artistas y activistas que impulsaron proyectos colaborativos por los cuáles debieron dialogar y consensuar para alcanzar la cooperación entre actores, respetando el pluralismo, primer paso para lograr una cultura democrática.

Una docena de las iniciativas consisten en reuniones o grupos de trabajo convocando a todos los actores que luchan pacíficamente por un cambio de sistema en Cuba a conformar una plataforma, espacios permanentes o temporales, para establecer estrategias de acciones en común para la transición. En dichas reuniones de trabajo, los debates enriquecieron las prácticas democráticas y la construcción de consensos acerca de hacia dónde querían que vaya su país, es decir, qué tipo de políticas económicas, sociales y culturales implementar.

Otras ocho iniciativas fueron directamente documentos que transmitían consensos u hojas de ruta para la transición. Otras cuatro iniciativas consisten en proyectos de leyes o campañas para promover derechos o determinadas acciones, y lograron adhesiones de una gran diversidad de actores de la sociedad civil cubana. Algunas plataformas de concertación de organizaciones de oposición terminaron convirtiéndose en organizaciones mismas. Lo importante es que todas las iniciativas aquí mencionadas buscaron el diálogo entre los actores del pueblo cubano y de alguna manera visibilizaron que los esfuerzos de cooperación y conciliación fueron muchos. Todos han dejado sus huellas entre los actores que han ido creciendo en experiencias para estar en este punto donde la solidaridad se expresa de una manera más fluida, más rápida, también facilitada por la mejora en las comunicaciones.

La mayoría de las iniciativas hacen hincapié en la importancia de la lucha no violenta y una transición democrática pacífica y plural. Rescata para ello también el valor de la Constitución de 1940 como un instrumento legal que sirva de marco hasta que se organice una Asamblea Constituyente democrática.

Asimismo, la mayoría menciona, de una u otra manera, un pedido de amnistía o la liberación de todos los presos políticos como punto de partida de una transición, seguida de la legalización de los partidos políticos y reconocimiento legal de las organizaciones de la sociedad civil independientes. También la libre circulación, tan importante cuando la sociedad cubana se divide entre la gente que está en la isla y la que está en el exilio, ya que estos últimos muchas veces están impedidos de regresar por prohibiciones o amenazas. Esto es algo recurrente, con una constante aclaración de que todos son cubanos sin importar el lugar de residencia.

La iniciativa con mayor repercusión a lo largo de estas tres décadas fue el Acuerdo por la Democracia en Cuba firmado por primera vez en 1998 y ratificado en 11 oportunidades por los distintos actores de la sociedad civil, la última vez en Pasos de Cambio.

Todas las demandas de la Declaración de Madrid, que fue la pionera en este tipo de iniciativas, se han repetido una y otra vez por las distintas declaraciones y documentos en diversas iniciativas de construcción de consensos de las organizaciones pro democráticas en Cuba en estos últimos 30 años. Quizás con variaciones en los requerimientos de cómo deben darse los cambios en el marco jurídico, sea de reforma Constitucional, plebiscito, o declarar nula la Constitución actual, todas tenían las mismas demandas básicas como liberación de los presos políticos, respeto a los Derechos Humanos y respeto de los derechos sindicales de los trabajadores.

Por lo general, la oposición siempre ha coincidido de qué es lo que desea para el país y qué demanda al gobierno, pero no ha logrado forzar al régimen cubano a tan siquiera considerarlas pues ante cada demanda, éste vuelve a pisotear los derechos de los ciudadanos con más represión. Algunos miembros de la oposición dicen que el gobierno reaccionará cuando lo manifieste una gran mayoría de la población cubana. Cada uno de los miembros de la oposición actúa convencido que la mayoría del pueblo desea la libertad. La libertad es inherente a la dignidad del ser humano y nadie puede desear para sí algo fuera de su naturaleza. Sin embargo, ya sea el miedo o la ceguera ideológica aún tiene presa a esa mayoría.

Los documentos compilados, sean declaraciones de reuniones o de plataformas, sean demandas o denuncias que reunían firmas y adhesiones, u hojas de rutas consensuadas por grupos de trabajo, coinciden en varios puntos (amnistía y libertad para los presos políticos; reconocimiento de los derechos de asociación y libertad de expresión, fin a la represión y a la persecución, pedido de elecciones libres, plurales y justas con observación internacional, énfasis en la lucha pacífica, entre tantos otros temas aún más específicos).

Las mayores diferencias son dos: por un lado, si dialogar con el gobierno totalitario o no, ya sea porque algunos piensan que es inútil o inmoral; y por otro lado es sobre el posicionamiento frente a la ley Helms-Burton: si pedir al Gobierno de los Estados Unidos a que la derogue por su inefectividad como arma de presión de cambio democrático al régimen o no. Más allá de estas dos diferencias, todos coinciden en un mismo fin: Cuba Libre y Democrática.

El legado de algunos activistas que comenzaron en los años noventa, sigue vivo, y cada vez son más los cubanos que impulsan el cambio en Cuba. Las cadenas del miedo se están rompiendo y el canto por la libertad se está haciendo eco, llegando a rincones de la isla donde antes sólo había silencio.

El régimen nunca ha querido hablar con la oposición, ha utilizado a la Iglesia como intermediaria para liberar a los presos políticos y usarlos como moneda de cambio, ya sea en las negociaciones con la Unión Europea y la liberación de los ex presos políticos del Grupo de los 75, o ya en el 2014 en plena negociación para restablecer las relaciones bilaterales con Estados Unidos.

Luego verán plataformas más temáticas como la Mesa de Diálogo de la Juventud Cubana, o la Red Femenina de Cuba que reúne a jóvenes y a mujeres de distintas organizaciones para un objetivo común.

Por otro lado, hay iniciativas de cooperación que nacen como plataformas y engendran otras campañas o proyectos como es la Plataforma Nuevo País, que impulsó Consenso Constitucional y Hora Ciudadana.

Hay dos organizaciones que nacieron como un frente de distintas organizaciones, o en sus inicios buscaron aliarse con otras organizaciones, y en la actualidad actúan con una lógica más de organización que de concertación de organizaciones, que son los casos de Frente Nacional de Resistencia Cívica y Desobediencia Civil Orlando Zapata Tamayo, y de la Unión Patriótica de Cuba. Y quería rescatar esta parte de la historia de dichas organizaciones, porque muestra la voluntad de sus líderes de unir fuerzas y estrategias para la lucha pacífica en Cuba.

Cabe aclarar que si bien este trabajo busca ser exhaustivo, no podemos asegurar que todos y cada uno de los tantos esfuerzos de construcción democrática estén aquí documentados.

A lo antes mencionado, se suma que Siro del Castillo ha nombrado otras dos iniciativas, que se incluyen a través de su testimonio en la entrevista en la cuarta parte de este libro.

Existieron varios intentos de generar espacios de iniciativas como fue Voltus V, que Armando Chaguaceda recuerda a la primavera del 2007 en la cual armaron una alianza de colectivos para compartir recursos, experiencias y, eventualmente, unir fuerzas para acciones mayores y para la solidaridad frente a censuras institucionales. Los miembros de la Red Voltus V, llamada así por el robot que se formaba a partir de la unión de 5 naves piloteadas por jóvenes y cuyo lema de batalla era “Vamos a Unirnos”, se reunían en el Parque Almendares o en la casa de Luis Eligio. Verónica Vega menciona a Voltus V como a uno de los primeros intentos de coordinación entre colectivos alternativos, dado que han habido anteriores como FramOmUno (con Omni, Zona Franca —en esa época dos colectivos distintos— y Grupo Uno, el grupo que creó los Festivales de Rap) y el proyecto Jonas con los mismos actores pero también con lo que es ahora la Cátedra Haydee Santamaría.  Y agrega que “Voltus V fue probablemente la matriz de convergencias ulteriores porque todos los activistas de Voltus se dieron cuenta de la importancia de unir fuerzas para poder influir sobre su realidad, y la gran mayoría de ellos sigue activo en una multitud de proyectos hasta hoy”. Si bien, pareciera que este espacio, más allá de unas primeras reuniones, no se llegó a avanzar, dejó su huella en esta idea de diálogo, de colaboración entre los grupos que lo conformaron y personas que participaron como David D Omni e Iris Ruiz del grupo Omni Zona Franca.

Todas estas no se han podido profundizar y quizás merecerían ser incluidas en una segunda fase de la investigación para ampliar la descripción y analizar las iniciativas aquí mencionadas. Así como otras que no se han identificado aún. Este es un trabajo de investigación que continuará, por lo que serán bienvenidas las colaboraciones y comentarios de personas que encuentren iniciativas de diálogo que aquí no son mencionadas.

Lo que se puede afirmar es que los miembros de la sociedad civil, artistas, periodistas independientes e intelectuales pro democráticos en Cuba han dado pasos claros de búsqueda de construir consensos en un marco plural, han dado pasos hacia la democracia a través de la apertura al diálogo entre ellos mismos y entre ellos con la ciudadanía.