Exposición de Arte Contemporáneo de Artivistas Cubanos
12ª Asamblea Global del Movimiento Mundial por la Democracia
Johannesburgo | Sudáfrica | 20-22 de noviembre de 2024
El 11 de julio de 2021 Cuba vivió las mayores protestas ciudadanas de su historia. Lo que comenzó en San Antonio de los Baños pronto se extendió a más de sesenta ciudades y pueblos de todo el país. Los cubanos salieron a las calles pidiendo libertad, “patria y vida”, un cambio sistémico y que quienes estaban en el poder se fueran. Se reunieron como si no hubiera un mañana y se encontraron con otros igualmente exhaustos y desesperados por un cambio. Los testimonios de los manifestantes revelan una profunda convicción de que su sola presencia podría poner fin a más de sesenta años de dictadura, simplemente parándose juntos en las calles, expresando sin miedo todo lo que había sido reprimido por el miedo hasta ese momento. “Nos quitamos el manto del silencio”, dijo una anciana, frase que ahora titula esta exposición de arte, que sirve como una historia colectiva de dignidad recuperada.
La represión por parte de las fuerzas paramilitares y la policía de Cuba fue rápida y hoy más de 1.000 personas siguen encarceladas por motivos políticos. Se produjeron disparos en las calles, con al menos un muerto confirmado y varios heridos. En los días siguientes, las autoridades persiguieron a personas en sus hogares, iniciando una persecución a gran escala, y se llevaron a cabo decenas de juicios sumarios colectivos sin defensa legal.
Las autoridades discutieron abiertamente sentencias ejemplares en estos juicios, presentando carteles con lemas de libertad, palabras pronunciadas en momentos de emoción o simples muestras de solidaridad como sentarse de la mano como prueba incriminatoria. La narrativa oficial del Estado cubano enmarcó estas acciones como vandalismo perpetrado por delincuentes, pero los cubanos saben que se trata de un auténtico grito de liberación.
La exposición se centra en el 11 de julio, pero ofrece una visión más amplia que destaca tanto la violencia estatal como el camino de la resistencia. La destacada presencia de diseñadores marca la pauta para un apoyo sistemático que ha demostrado ser esencial para exponer las injusticias a través de las redes sociales como plataforma cívica alternativa. La sección final de la exposición, que confronta una vez más a los espectadores con el mar, destaca el exilio y la migración masiva como herramientas de control y represión. Más de 100.000 cubanos han huido de Cuba en poco más de seis meses y las cifras siguen aumentando. Mientras tanto, a algunos activistas se les prohíbe regresar a sus hogares.
La exposición presenta artistas de una variedad de géneros, incluidas personas que no son artistas profesionales pero que han encontrado refugio y fuerza en la creatividad en medio del acoso continuo. Hoy, el arte más grande en Cuba es la supervivencia frente a la violencia estatal desde el nacimiento, una resiliencia que estamos construyendo juntos. “Si me llevan, digan mi nombre”, se lee en innumerables mensajes en toda Cuba después del 11 de julio de 2021.
Exhibition of Contemporary Art by Cuban Artivists
World Movement for Democracy’s 12th Global Assembly
Johannesburg | Sudafrica | November 20-22, 2024
On July 11, 2021, Cuba experienced the largest citizen protests in its history. What began in San Antonio de los Baños soon spread to over sixty cities and towns across the country. Cubans poured into the streets, calling for freedom, “homeland and life,” systemic change, and for those in power to leave. They gathered as if there were no tomorrow, meeting others equally exhausted and desperate for change. Testimonies from the demonstrators reveal a profound belief that their presence alone could bring an end to over sixty years of dictatorship—simply by standing together in the streets, fearlessly voicing everything that had been suppressed by fear until that moment. “We shed the garb of silence,” said an elderly woman, a phrase that now titles this art exhibition, which serves as a collective story of reclaimed dignity.
The repression by Cuba’s paramilitary forces and police was swift, and today, more than 1,000 people remain imprisoned for political reasons. Shots were fired in the streets, with at least one confirmed death and several injuries. In the following days, authorities pursued individuals in their homes, initiating a full-scale manhunt, and dozens of collective summary trials were conducted without legal defense. Authorities openly discussed exemplary sentences in these trials, presenting signs with freedom slogans, words spoken in moments of excitement, or simple displays of solidarity like sitting hand-in-hand as incriminating evidence. The official narrative from the Cuban State framed these actions as vandalism carried out by criminals, yet Cubans know this was an authentic cry for liberation.
The exhibition centers on July 11 but provides a broader view that highlights both state violence and the pathway of resistance. The prominent presence of designers sets the tone for a systematic support that has proven essential in exposing injustices through social media as an alternative civic platform. The exhibition’s final section, which confronts viewers once again with the sea, highlights exile and mass migration as tools of control and repression. Over 100,000 Cubans have fled Cuba in just over six months, and the numbers keep rising. Meanwhile, certain activists are forbidden from returning home.
The exhibition features artists from a variety of genres, including individuals who are not professional artists but have found refuge and strength in creativity amid ongoing harassment. Today, the greatest art in Cuba is survival in the face of state violence from birth, a resilience we are building together. “If they take me, say my name,” read countless messages across Cuba after July 11, 2021.