Libros que saltan el muro de la censura

Las bibliotecas independientes

En 1998, tras el discurso de Fidel Castro en la Feria Internacional del Libro de La Habana, en el cual afirmaba que “no hay libros prohibidos” en Cuba, surgió como respuesta, ante semejante hipocresía y falsedad, la iniciativa de la Red de Bibliotecas Independientes de Cuba con el liderazgo de Berta Mexidor Vázquez y su esposo Ramón Colas.

Las bibliotecas independientes eran lugares donde los cubanos podían consultar libros, materiales periodísticos y multimedia que normalmente no se encontraban en una biblioteca pública o en la universidad, y consecuentemente se constituyeron en un espacio de debate y reflexión libre, sin la censura o el control de las autoridades estatales. Quienes impulsaron dicha iniciativa sufrieron represión, detenciones arbitrarias, y requisas ilegales a sus domicilios. Fue un espacio novedoso, que contribuyó al desarrollo de tejido social, un espacio de encuentro entre miembros de la sociedad civil y de formación de jóvenes que accedían, en muchos casos por primera vez, a documentos como la Declaración Universal de los Derechos Humanos.

En el 2012, según Gisela Delgado, se contaba con 162 bibliotecas independientes en 14 provincias y unos 2 millones de lectores habían accedido a sus libros. Delgado asegura que estas instituciones contribuían a motivar el debate, los intercambios de ideas, capacitar y mantener informados a jóvenes, niños, trabajadores y otros.

Organizaciones de la sociedad civil cubanas en el exilio y organizaciones de la sociedad civil de América Latina, Estados Unidos y Europa enviaban libros a Cuba para estas bibliotecas evadiendo la confiscación de libros y CDs en los aeropuertos. 

 

Innovación para compartir libros e información

 A partir de 2008, los libros en PDF también comenzaron a circular en memorias USB o grabados en CDs o DVDs, que pasaban de mano en mano. Estos soportes también incluían películas o revistas independientes hechas en Cuba.

A medida que fueron evolucionando los formatos de almacenamiento digital, fue aumentando la cantidad y diversidad de materiales que incluían: revistas y periódicos independientes, libros de pensamiento político que escapaban al pensamiento único del régimen comunista, documentales sobre transiciones democráticas en Europa del Este, material de capacitación sobre lucha pacífica, etc. En fin, infinidad de materiales a los que solo se podía acceder de forma clandestina.

José Daniel Ferrer recuerda cómo junto a otros activistas en la década del noventa distribuían materiales impresos y cassette de emisoras de radio de EEUU, y emisoras de Europa como Radio Nederland, Radio Interior de España o Radio Francia Internacional. Cualquier información resultaba útil para contar a los vecinos sobre las diferencias entre el mundo democrático y el mundo dictatorial. Y Ferrer cuenta de dónde obtenían recursos para ello:

Los jóvenes del equipo de pesca siempre nos apoyaron para la distribución de materiales, poner graffitis de manera oculta y hacer labores de carácter no violento a favor de la democratización de Cuba. Incluso con los recursos que obtenemos de la pesca, habíamos acordado dedicar un 15% para la compra de materiales, cassettes, hojas, para reproducir los materiales y pagarle a personas que tenían impresoras, ya que solo teníamos máquinas de escribir.

 Fue de hecho, por esa difusión de material periodístico que empezó el acoso contra él, su hermano Luis Enrique y otros tres jóvenes, y recuerda que en marzo de 1997, incluso la policía llegó a abrir fuego contra ellos, hiriendo a dos de esos jóvenes.

  

Editoriales independientes

Las editoriales independientes son iniciativas más recientes, surgidas en los últimos 5 años, gracias a que la tecnología permitió un mayor acceso a computadoras e imprentas particulares cuya posesión y adquisición estaba prohibida hasta 2008.

Hay excepciones como Homagno, la editorial fundada en el 2003 en Camagüey por el escritor y ensayista Rafael Almanza, con parte del trabajo realizado en Cuba y otra en los Estados Unidos. Homagno es una iniciativa que surge de la mano de Almanza y el poeta Carlos Sotuyo, que ha publicado casi 30 libros con mucho esfuerzo y Almanza y al decir esto recuerda que la editorial Orígenes (1945-1955) de José Lezama Lima publicó unos 23 números como quien recuerda a un maestro. En la actualidad han logrado un relevo generacional al publicar libros de escritores de tres generaciones y al sumar el trabajo de jóvenes como el editor y poeta Mario Ramírez, con contribuciones de Jorge Luis Porrata como ilustrador y publicaciones del artista visual y escritor Dashel Hernández.

La editorial Neo Club Ediciones viene publicando libros de decenas de escritores independientes residentes en Cuba desde 2010, asegura Armando Añel. Luego, como un proyecto vinculado apareció en 2019 Puente a la Vista Ediciones, editorial especializada en escritores disidentes residentes en Cuba, publicando además a los ganadores de los concursos que organizan, Dulce María Loynaz en poesía, Reinaldo Arenas en narrativa y Carlos Alberto Montaner en ensayo.

La mayoría de las editoriales independientes surgen como iniciativa de los mismos escritores para tener la posibilidad de publicar pero con proyecto de crear espacios de oportunidades de publicación a colegas. Son los casos del periodista y escritor Yoe Suárez que fundó Boca de Lobo en el 2018 y los poetas Abu Dujanah y Ariel Maceo que fundaron On Critika, en 2019 en el marco del Grupo Demóngeles.

También surgieron editoriales con un perfil más artístico. Lester Alvarez, tras una exposición con el Grupo Anima, creó La Maleza en 2017, y Yornel Martínez fundó Asterisco en 2005. Hacen un trabajo de edición limitada de libros-arte, con pocos volúmenes y costos altos de impresión.

Ediciones Sinsentido (2016), de la escritora Martha Luisa Hernández Cadenas, por su parte, transforma la limitación en una virtud. Sus publicaciones son de 100 ejemplares numerados y firmados por el autor.

Son editoriales cubanas que han logrado, a través de alianzas o con ayuda de amigos en el exilio, publicar en países como Argentina, Colombia, y Alemania, y así dar a conocer al mundo otras voces cubanas más allá de las aprobadas por el régimen.

Otras iniciativas editoriales, como Entrelíneas (2015) o Infraleves (2019) además de buscar evadir el filtro ideológico de las editoriales oficiales cubanas, tienen como objetivo la creación libre y la diversidad.