Por Micaela Hierro Dori *

Es artista audiovisual, bajista de un de las bandas de punk más perseguidas de Cuba, y por hacer música contestataria ha sufrido persecución, amenazas y represión por parte del régimen. Lía Villares es una joven talentosa y valiente. Por ello, ha sido una protagonista del movimiento de blogueros a fines de los 2000, promotora de la libertad de expresión, a partir de una escritura digital incipiente en Cuba en aquellos años. Luego, como artivista ha participado en campañas como Todos Marchamos, Por Otra Cuba, Cuba Decide, No al 349, contribuyendo con su arte pero sobretodo con un testimonio valiosísimo de que su accionar sea consecuente con su pensamiento libre.

 

Micaela Hierro Dori (MHD) ¿Hubo algún momento que registres como un punto de partida, que hayas tomado la decisión de dejar atrás el miedo impuesto por el régimen totalitario y abrazar la libertad de pensamiento o  consideras que siempre has sido de espíritu libre?

Lía Villares (LV): El punto de partida fue el querido escritor Jorge Alberto Aguiar Díaz (JAAD) que por el 2002 era novio de mi hermana y vivía en mi casa. Él nos intoxicó de pensamiento libertario, con todas las revistas Encuentro de la Cultura Cubana, Declaración Universal de los Derechos Humanos y cuanta cosa subversiva aparecía cada vez que iba a la SINA a conectarse pues en ese momento colaboraba con Cubanet. JAAD, era además nuestro tutor en cuestiones literarias: Taller de Narrativa Salvador Redonet (1999), Taller de Escritura Experimental Enrique Labrador Ruiz (2001), y Laboratorio Albert Cassey (2004), Clínica y Taller de Escritura Creativa (2007), todos impartidos por él. Toda la buena literatura que ha caído en mis manos y he podido leerme en una Cuba censora, fue gracias a JAAD: Reinaldo Arenas, Guillermo Rosales, Carlos Victoria, Juan Abreu, y un infinito etcétera. Sin esa base, no hubiera llegado nunca a convertirme en defensora de los derechos humanos y mi activismo quizás hubiera tomado otros rumbos menos humanistas y mucho menos peligrosos. 

 

MHD: Has sido bloguera en la época del boom de los blogs, ¿Cuándo lanzaste tu blog y hasta cuándo escribiste en él? ¿Qué me puedes compartir de aquella época donde se comenzaban a compartir contenidos por internet, con posteos en Twitter a través de mensajes de texto? ¿Cómo podías postear prácticamente cuando no había internet en la isla? ¿Quiénes te leían o de dónde te escribían quienes comentaban el blog?

LV: Empecé Habanemia (o Hechizamiento habanémico) en abril de 2008, ya habiendo explorado MySpace. Mis primeras entradas eran de poesía y literatura, a veces mía, a veces ajena. Muchas entradas eran acerca de mi experiencia en ese momento como groupie de la banda Porno Para Ricardo. Era como vivir haciendo una película y el blog reflejaba como el momento de visualización, cuando el director se toma unos minutos con el equipo de rodaje para ver qué ha salido de la filmación del día. Entonces, podía ser un blog al estilo fan page, frívolo, con fotos del parque de G lleno de frikis punks, o contener la más desgarradora denuncia. Un espacio muy mío que se mantuvo (y mantiene, pues es un archivo que continúa estando asequible) hasta mayo de 2018. Unos diez años casi cerrados. 

La interacción con los lectores era la parte más bizarra y más reconfortante. Los comentaristas, los fans, los adictos a tus fotos y posts. Hubo una persona que llegó a dedicarme un blog: Cannabis habanera, dándome permisos de edición. También había mucho trabajo de colaboración. En la plataforma blogger llegué a ser editora de 10 o más blogs. WordPress, a pesar de ser la plataforma donde Yoani Sánchez llegó hasta publicar manuales y todo, nunca me sedujo. 

Las “bloguerías” les decíamos cariñosamente Claudia Cadelo, Ciro J Díaz y Silvia Corbelle a los talleres en el piso 14 de Yoani y Macho Rico. Allí aprendimos de todo, desde derecho con Laritza Diversent y Wilfredo Vallín, hasta identidad de género, con grupos independientes que se acercaban y mostraban materiales audiovisuales. Fue una muy fructífera época, plagada de un ambiente de camaradería donde nos sentíamos protegidos por el gremio. Recuerdo especialmente el día del acto de repudio a Reinaldo Escobar, que fue mi primera experiencia hostil con la dictadura. 

Nos conectábamos como podíamos, en los hoteles donde había servicio wifi, con tarjetas prestadas, donadas por los mismos lectores, amigos solidarios que nos visitaban cargados de entusiasmo y manos llenas, a veces de dinero, a veces de preguntas, a veces de tarjetas para conectarnos. 

Nuestros blogs estaban llenos de listas de enlaces de todos los demás blogs, distribuidos por el mundo entero, esta aventura después se mudó para las redes sociales y ahora Facebook es como la galería de seguidores y seguidos, con otros términos y mucho más vertiginoso todo, más democrático también, pero más regado, sin el archivo. 

 

MHD: Has tenido una participación activa en distintas iniciativas. Una de ellas ha sido la Campaña Por Otra Cuba, cuyo objetivo era promover la ratificación de los Pactos De Derechos Humanos por parte del Gobierno Cubano ¿Cuéntame cómo te enteraste de la iniciativa, quiénes la impulsaban, cómo te sumaste a ella y por qué?

LV: ¡Tu entrevista me va a hacer parecer tan vieja! Recuerdo que el principal promotor de la idea de obligar al Estado a ratificar los Pactos de la ONU, una vez que los había firmado, fue el abogado Wilfredo Vallín. Él tenía toda una sección sobre el tema en su blog también. Entonces no sé si fue Boris González Arenas o el propio Vallín quien llevó la idea hasta Estado de Sats y entre un grupo de personas, Claudio Fuentes entre ellos, redactaron el primer borrador de la Demanda. 

La idea era presentarla al Consejo de Estado y lograr la mayor cantidad de firmas posibles. Recuerdo que cuando fuimos a presentar la nuestra, esperando el cuño de recibo, una funcionaria me dijo que en Pinar del Río se adoptaban siempre en primer lugar todos los proyectos en fase experimental, para luego aplicarlos al resto de las provincias. Eso me hizo sentir como rata de laboratorio y me apiadé de los pinareños pero, en segundo lugar venía La Habana… El punto cúspide de nuestra campaña fue cuando Rodiles logró entregarle los documentos a Bank Ki Moon en Costa Rica. Después de ese momento nada más trascendió y la campaña se despidió de su cuarto de hora. Todo llega a su fin y nada debería ser eterno, siempre nos decía jocosa Ailer María

MHD: Has participado de la campaña de Todos Marchamos, solidarizándose con las Damas de Blanco que todos los domingos eran reprimidas en su tradicional caminata frente a la Iglesia Santa Rita en La Habana con los gladiolos.  ¿Cómo se mantiene esa entereza de espíritu y esa perseverancia a pesar de tanta adversidad, tanta persecución? ¿Quiénes más se sumaron a dicha campaña y durante cuánto tiempo lo han hecho?

LV: Pasando a la otra: Todos Marchamos, que como bien dices trataba de visibilizar a las Damas de Blanco prácticamente olvidadas, sólo visitadas por la prensa extranjera, pero no por el resto de la oposición. Las Damas eran las únicas personas manifestándose en el espacio público, con carteles de los presos políticos. Esta campaña buscaba que todos los demás grupos se unieran, e idealmente gente del “pueblo”, los grises que no pertenecieran a nada ni se identificaran como disidentes. 

Allí pude ver cómo la gente común precisamente terminaba en ese parque Gandhi de 5ta Avenida y 22 en Miramar, cuando agotaban todos los recursos legales internos y se daban cuenta que nadie les iba a resolver su situación y lo único que les quedaba era la denuncia internacional, por la vía de este grupo de mujeres organizadas. Esas personas iban allí con ánimo de desahogarse pero una vez que veían accionar al movimiento se emocionaban (era muy difícil permanecer impasibles ante aquello: primero marchaban por la 5ta Avenida y luego hacían un círculo en el parque, daban un parte noticioso de los reportes de todo lo ocurrido a la oposición en la semana y los familiares presentes de los presos de conciencia contaban las novedades condiciones de las cárceles, lo más impactante era cuando cantaban el himno a Laura Pollán de Amaury Gutiérrez). Después de aquel emotivo acto, bajábamos a la avenida 3ra donde nos esperaba el enorme operativo militar, hacían un ruedo y cargaban con todo el mundo, daban golpes contra las rejas a los hombres y a las mujeres las tiraban contra las guaguas hacia Tarará, todo era bien violento y son imágenes que no se me van a borrar nunca de la memoria. Pude filmar dos veces con una camarita oculta, deportiva, que nunca lograron encontrarme porque cabía en un monedero y cuando mirabas dentro sólo se veía algo negro, pero nadie imaginaría que era una cámara. El día que más personas vi allí pasaban las 120. 

 

MHD: Cuando surgió el decreto 349 tú ya eras una artivista consagrada, y como tal has sido testigo de cómo artistas que antes no se manifestaban su desacuerdo al gobierno, comenzaron a hacerlo. ¿Los nuevos artistas que se sumaban al movimiento artístico que demandaba libertad de expresión no temían que el estado cubano los reprimiera como a los artistas abiertamente opositores? ¿Qué crees que fue lo que pasó para que se generaran esos lazos de solidaridad y se perdiera el miedo?

LV: En diciembre del 2017 escribí Días difíciles para el arte alternativo, una entrada en mi blog, donde decía: Los camaradas simplemente han retirado el rótulo de personas como Tania, El Sexto, Gorki o Luisma… Los criterios estéticos como mecanismo de control donde el agente censor encargado de justificar la censura te descalifica y agrede verbal y moralmente, para provocar el aislamiento y finalmente la anulación social a partir de una campaña difamatoria o el rumor intimidatorio con terceros, son fielmente transmitidos por los represores de generación en generación. Cursos de apreciación de las artes son impartidos en el Instituto Superior de Arte (ISA) a estos matones culturales para convertirlos en autorizados agentes integrales, como me hizo saber el «camarada» con mi caso.

Como resultado de esta confrontación o ataque directo del poder contra el arte, de la censura contra la libre expresión, ha salido de un cascarón casi petrificado un gremio de artistas comparable al de los años ochenta, al menos en espíritu. Es lo que ha sentido Tania Bruguera, quien formó parte de esa generación. Hemos vivido una especie de solidaridad natural donde no ha hecho falta hablar mucho ni convencer al descreído y dubitativo miedoso, para pasar a la acción, de la aparente seguridad al riesgo incierto. Los habituales grises, que nunca se salpican, han ido al encuentro con la ola represiva, si no de frente, al menos de lado. La etiqueta “activista” ha sido tolerada por los pasivos cuidadosos. Ojalá pasara de una simple impresión, ojalá fuera esta la completa verdad. Pero quien escribe no es imparcial sino partidaria. Quien escribe elige ser libre a ser sumisa, a cualquier costo.

A la decimoséptima entrega del festival independiente Poesía Sin Fin del grupo Omni Zona Franca, pionero de estas aventuras con la Seguridad del Estado, le han llamado “El rescate”, sus gestores, a este intento por sacar del naufragio entre el exilio obligatorio de algunos de sus fundadores y la carencia material, al festival por la salud de la poesía y la prosperidad de la nación. En mayo de 2018, el impulso frenético de Yanelys y Luisma por rescatar igual una bienal de arte casi sepultada por una institución oficialista al servicio del Ministerio del Interior, vio la luz y se abrió camino por sí misma, los únicos que no pudimos hacer la exposición programada fuimos nosotros en la Casa-galería El Círculo. 

Entonces comprobamos cuán lamentable sigue siendo la situación de los artistas y los intelectuales en un país dirigido por militares a los cuales nunca les ha interesado el arte para nada, y han hecho todo lo posible por machacar a los artistas si se alejan de la corriente oficial.

La actriz y escritora Lynn Cruz, dirigiéndose a los que prefieren bailar convenientemente ciegos por un terreno feudal, siendo artistas cortesanos y contradiciendo un discurso machacado por el constante atropello contra ellos mismos, dijo: “La conciencia de gremio no podrá manifestarse dentro de una institución cubana, sino fuera de ella, es allí donde verdaderamente puede sobrevivir el arte. A los independientes que persiguen un arte verdaderamente revolucionario solo les cabría cuestionarse, ¿se puede ser revolucionario, y a la vez estar institucionalizado?”

Los últimos episodios de represión contra el movimiento cultural alternativo en las protestas frente al MINCULT no dejan lugar a dudas a estas palabras. Lo bueno es que cada vez más gente se une a la protesta, ya sea en la calle o en las redes, cada vez más artistas están menos dispuestos a quedarse callados. Esperemos que ahora, con la grave situación que presenta el caso de Luis Manuel Otero Alcántara, algunos cuantos que no lo han hecho, salten de su rincón oscuro y rompan el silencio, por el bien del arte y de sus conciencias. 

 

MHD: Ahora eres promotora de la iniciativa ciudadana Cuba Decide, y  cuando hablas de esta alternativa, lo haces transmitiendo esperanza de cambio. ¿Qué es lo que más motiva a las personas a involucrarse?

LV: Mientras el régimen castrista siga criminalizando la protesta pacífica y reprima con prisión y brutales golpizas a los pocos manifestantes que se atreven a salir a la calle («para calentarla» como «carne de cañón», según el propio régimen), resulta inexplicable hablar de movilizaciones y marchas multitudinarias en una Cuba sumisa y pasiva desde hace más de 60 años, que no ha sido propiamente convocada ni conoce realmente a los «líderes» que los convocarían a la paliza y al calabozo. Por tanto, lejos están de identificarse con sus intereses políticos. Entiendo que desde la iniciativa Cuba Decide se puede expresar la voluntad de cambio con un mínimo riesgo. Exigiendo un plebiscito con una simple pregunta: ¿Queremos continuar como hasta ahora, ¿sí o no? Y la respuesta, como se dice en buen cubano, se cae de la mata. 

 

* Especialista en fortalecimiento de la sociedad civil, liderazgo e innovación democrática.