Por Micaela Hierro Dori *

 

Librado Linares es oriundo del municipio de Camajuaní, allí empezó a escuchar en 1985 la Radio Martí. Empezó a formar sus ideas opositoras hasta que en 1992 lo expulsaron del Partido Comunista de Cuba. En 1994 funda el Movimiento Cubano Reflexión y como tal participa en iniciativas de diálogo y consenso como Concilio Cubano y un proyecto que supo reunir a gran parte de la oposición de aquel entonces que fue el Proyecto Varela. Es víctima de la ola represiva de la Primavera Negra del 2003 y es condenado a 20 años de privación de libertad, aplicándole el artículo 91 del Código Penal y la Ley 88, la conocida Ley Mordaza. Como a otros presos políticos del Grupo de los 75, querían forzarlo al exilio ofreciéndole ir a España, pero eligió la licencia extrapenal para poder quedarse en Cuba.

 

Micaela Hierro Dori (MHD): Has firmado el Acuerdo por la Democracia en Cuba en 1998. ¿Podrías contarnos sobre cómo fue el proceso de dicho acuerdo? 

LL: En el Acuerdo por la Democracia, yo participé en la primera firma, la primera vez que se lanzó. Inclusive tuve la oportunidad de dar mis sugerencias y mis criterios al respecto. Fue muy poco lo que pude decir porque realmente estaba bien hecho el documento pero bueno, fui consultado. En aquel entonces, como ahora, pero en aquel entonces aún más todavía, tenía excelentes relaciones con el Directorio Democrático Cubano. Ellos me lo leyeron, me lo propusieron, fue vía telefónica, no existían los móviles así que fue por teléfono fijo.

 

MHD: Has participado de Espacio Abierto, del Encuentro Nacional Cubano, del Concilio Cubano ¿Qué destacarías cuál es la gran diferencia entre los espacios de consenso de la década del noventa, de la década de principios del siglo XXI y de estos últimos años?

He participado en Espacio Abierto, en el Encuentro Nacional y en Concilio Cubano. La primera de ellas fue en Concilio Cubano, tuve una participación muy destacada, estuve muy involucrado. Si mal no recuerdo, fui la única persona elegida democráticamente dos veces, como coordinador por la región central del país. Fui integrante del Consejo Nacional Conciliador, participé en la primera reunión de Santos Suarez. Cuando el 24 de febrero  exponía en el Parque Martí en La Habana fui arrestado por varios esbirros. En esos días estando preso, fue que derribaron las avionetas de Hermanos al Rescate. Del Concilio Cubano guardo un grato recuerdo porque fue la primera vez que se logró que existiese una reunión donde sus representantes fueran elegidos democráticamente en todo el país

Espacio Abierto fue también una gran experiencia, fue mucho después, pero bueno había una composición bastante heterogénea y representativa de una buena parte del arco político de la oposición del país. El formato que se utilizó fue mucho más elaborado, la forma en que se leía, quién era el que conducía el debate. Todas las personas que fueron elegidas lo hicieron brillantemente. Se hicieron las respectivas actas, con una formalidad extraordinaria. Fue una bonita experiencia que lamentablemente terminó.

La diferencia entre espacios de consenso o los proyectos de unidad, por decirlo de alguna manera, de la década del noventa con esta, si hay diferencia. Antes la oposición era más pobre, en variedad de opositores, había menos oposición, no estaba representado todo el arco político de la sociedad cubana, en términos de género, de raza, por edades. Básicamente en los años noventa la oposición, se concentraba mucho en La Habana y después en círculos concéntricos se fue expandiendo al resto del país la oposición visible. Creo que ha evolucionado para bien pero en alguna medida, creo que en las reuniones como por ejemplo en Espacio Abierto eran más nutridas pero al final ha faltado perseverancia, consecución. O sea, la capacidad de poner en práctica los acuerdos y lograr que los acuerdos que se concreten. Faltan algunos elementos que habría pensar en ello para ver si se puede superar eso porque en algún momento si nos proponemos hacer un nuevo consenso. Creo que a toda lucha civilista le asisten los consensos, le asisten las reuniones, diría un diálogo horizontal, donde podamos articular una propuesta, una estrategia, incluso diría más, un pensamiento estratégico táctico para trazar un curso de acción y obviamente lograr los objetivos que todos pasan por la libertad de Cuba.

 

MHD: ¿En qué consiste el éxito para la construcción de consensos y generar el diálogo entre los distintos actores de la sociedad civil cubana independiente? 

LL: Creo que para que se logren consensos se necesita una maduración previa. Esa maduración no ha sido posible por la enorme represión, por la falta de recursos muchas veces, a veces por los niveles de penetración, por el capital humano, capital social, por el daño antropológico que está presente en la sociedad cubana, está presente en el hecho que no se ha podido avanzar más. Eso no quiere decir que no se pueda conseguir en algún momento, es una necesidad, es un imperativo. Creo que para que esta lucha asista al diálogo, al consenso, a la capacidad de tomar acuerdo, hace falta disciplina, compromiso, coraje cívico para poder enfrentar todas las adversidades que se puedan presentar en términos de  represión, etc. 

La agenda tiene que ser construida por todos los participantes, todos tienen derechos a hablar y hacer preguntas que consideren convenientes, debe ser inclusivo. Obviamente hay sectores no pueden quedarse afuera. La mala noticia es que a veces puede haber infiltrados de la policía política, y ese ideal dorado de que todos participen pueden ser usados por ellos para también influir, sus peones que creen conflictos. Porque estamos lidiando con un oponente de academia, que se han formado con la KGB, con la STASI, ellos tienen una escuela cubana muy preparada y preparan su gente. Eso no quiere decir que le cojamos miedo, que eso nos va a neutralizar. Pero sí, los agentes del G2 están dentro de la oposición cubana, están para desbaratar los consensos. También la oposición ha ido aprendiendo a lidiar con eso y a desmarcarse de los agentes, aunque siempre es un estorbo. Si hemos aprendido a librarnos de quienes quieren romper los consensos que también es muy caro para todo movimiento para toda sociedad que pretenda emanciparse como es la sociedad cubana.

 

MHD: ¿Crees realmente que la sociedad civil independiente tiene vínculo con la sociedad en general, con el cubano de a pie o todavía tiene que crear más canales de diálogo en general? 

LL: Me resulta difícil poder responder en nombre de toda la sociedad civil independiente cubana si todos tienen contacto con el resto de la sociedad. Yo me esfuerzo, yo soy del criterio que el activista no puede estar dentro de una bola de cristal, debe caminar por las calles de su pueblo, de su ciudad, palpar a la gente, tomarle el pulso inclusivo de los propios conflictos de la sociedad, energía cívica para podernos proyectar. En la base de todo está el activista de derechos humanos. El activista debe nutrirse hablando con la gente en las calles y hay que prestarle mucha atención a lo que escriben en los medios de información masiva. 

Si hay que crear más canales de diálogo, a veces hay mucho empirismo en eso, hay activistas que están bien intencionados, pero habría que estudiar cómo crear canales, cómo incidir positivamente y desarrollar una capacidad de involucrar a la sociedad en una dinámica de cambio, en un proyecto. Si uno lo estudia está en mejores condiciones, pero sí hace falta mejorar eso de cómo aumentar los canales de comunicación entre los activistas y la sociedad.

Yo tengo mi propuesta sobre eso. Conformé un curso para la formación de líderes no violentos, y hay un capítulo completo con 10 aspectos, tengo mi propio criterio, el partido ha madurado en ese sentido.

 

MHD: En la actualidad, el Movimiento San Isidro ha impulsado la Plataforma Patria Y Vida como un espacio de diálogo de los cubanos, ¿ha logrado participar en ella? ¿Qué le diría a los que impulsan esta iniciativa tras sus 30 años de experiencia en iniciativas que han impulsado el diálogo?

El MSI surgió con la campaña en contra del decreto 349. Yo pienso, que cada organización, cada grupo humano, por las motivaciones que tenga, por los desafíos que tenga que enfrentar, por cuestiones circunstanciales o no, tiene que articular los diferentes grupos, y hay que respetar el amplísimo abanico de muchos proyectos que pueden dialogar horizontalmente entre sí, articularse, hacer proyectos en conjunto, hacer una agenda compartida, defenderla. Pero sí es muy importante de lograr y mantener su identidad, sus motivaciones prístinas, por las cuales comenzaron eso, para darle esa riqueza y diversidad, que incluso al régimen le resulta más difícil (reprimir). Pues si hay un liderazgo concentrado le resulta más fácil descabezar al movimiento, como hay muchos grupos que se coordinan entre sí. Si el liderazgo es colectivo hay más probabilidades, es más fácil desmarcarse de la represión. Y constantemente estar ofreciendo batalla,  e implementar las estrategias y tácticas (consensuadas).

* Especialista en fortalecimiento de la sociedad civil, liderazgo e innovación democrática.