Por Micaela Hierro Dori *
Adonis Milan es dramaturgo contestatario y director de Perséfone Teatro. En INSTAR lleva una serie de programas (Estratos) dedicados a la memoria del teatro cubano, en forma de entrevistas. Es parte del movimiento artístico que ha levantado su voz contra la censura en los últimos años.
MHD: Quería que me cuentes de la fundación del proyecto independiente de Perséfone Teatro, cómo surgió, quiénes lo fundador, los objetivos que tenían.
AM: La Perséfone Teatro se fundó en el 2015 como un proyecto separado de las instituciones culturales. Las instituciones teatrales en Cuba están bajo el auspicio del Consejo Nacional de las Artes Escénicas, que a su vez está regido por el Ministerio de Cultura. Todos los grupos teatrales, espacios y salarios son subvencionados por el gobierno y por tanto controlados y censurados por él. La Perséfone Teatro es de los pocos grupos de la historia del teatro cubano tras el triunfo de la Revolución en 1959 que trabajan independientemente. El pionero fue Victor Varela con su proyecto Teatro Obstáculo.
Perséfone Teatro se ha mantenido trabajando en las instituciones hasta el 2017, ese año fui censurado por órdenes de la seguridad del estado y de Rafael González Muñóz, actual presidente de Asociación Hermanos Saiz. Fui sacado, desalojado del teatro que tenía, mis actores fueron amenazados, mis obras han sido clausuradas en algunas presentaciones por la seguridad del estado. Hemos recibido todo tipo de sabotajes, de amenazas, de arrestos por parte del organismo de la seguridad del estado. Perséfone Teatro aún así ha resistido como un proyecto independiente, ya sea desde una habitación en mi casa, espacios independientes, colaborando con otros artistas, colaborando en el espacio virtual, pero hemos continuado como un signo teatral de la resistencia cubana. Hemos trabajado con diversos textos, diversas estéticas, diversos referentes del mundo del teatro y el mundo artístico, pero Perséfone Teatro ha sido eso, como una isla, un oasis en medio de este desierto devastador que es la escasez y la represión en Cuba.
MHD: ¿Podrías contarme sobre las adversidades que enfrentó ese espacio independiente o ti misma, actos de censura u otros que creas oportuno mencionar?
AM: Perséfone Teatro fue desalojado de La Madriguera que es una sede de la Asociación Hermanos Saíz que supuestamente agrupa a los jóvenes artistas cubanos y es una sub sede de la Organización de Jóvenes Comunistas. Por supuesto rinde sus intereses al gobierno y a la dictadura cubana. Fuimos censurados, desalojados, fui botado de la Asociación Hermanos Saíz, mis cosas fueron puestas en la calle, objetos, máscaras, vestuario, cosas que he ido recopilando durante mucho tiempo porque el teatro independiente ha tenido un signo de pobreza, sumado a la represión gubernamental, paramilitar, que cierren una calle para no dejar entrar el público, que se lleven presos a tus actores antes de hacer la obra. Hacer teatro desde el marco independiente es una forma de disentir y una manera de oposición política hoy en Cuba y lo es para las instituciones culturales.
MHD: ¿Podrías recordar los principales artistas que han pasado por el espacio independiente del teatro?
AM: Victor Varela es la principal figura importante que hizo teatro independiente fuera de las instituciones, estamos hablando de 1986, y llegó a hacer espectáculos muy importantes, tan importantes como la Cuarta Pared, todo el mundo habla de eso. Se exilia en 1997, es un patrón para nosotros, un maestro por excelencia, su teatro es inspiración de resistencia.
Digamos que Victor Varela en los 90s pasó por lo mismo que pasé yo con Perséfone Teatro, él fue arrestado por la seguridad del estado en una de sus presentaciones, fue llevado a un calabozo, logró salir por una actriz y directora importante cubana, Raquel Revuelta que lo saca de esos calabozos, interviene con Victor en una negociación con la seguridad del estado y el proyecto de Victor es pasado para el espacio institucional. Perséfone Teatro no corrió con la misma suerte, fuimos censurados, desalojados y yo he sido arrestado, perseguido de diferentes maneras por la represión castrista, y en ese aspecto ya no tenemos un diálogo posible con las instituciones o un retorno, esto es una posición de no retorno y de resistencia, demostrar que se puede hacer teatro, que hay otras vías de producción que no necesariamente tienen que estar bajo la bota supervisora del Ministerio de Cultura y las instituciones culturales, que al final te dan pero te dan a cambio de tu libertad creativa, de pensamiento, de postura, de todo.
MHD: ¿Qué opinas sobre los lazos de solidaridad que se han ido entretejiendo estos últimos años, desde el decreto 349, todo lo que sucedió con el Movimiento San Isidro, el 27N, Patria y Vida, etc?
AM: Fui parte de las primeras actividades que se hicieron en el Museo de la Disidencia cuanto Yanelis Nuñez era una de sus coordinadoras, que me parece un trabajo excepcional. El movimiento de Artistas Independientes es una cosa que se viene gestando desde hace unos años, incluso antes que lo de Luis Manuel saliera a la palestra, estaba la gente de Omni, Tania Bruguera, Porno para Ricardo, después viene San Isidro con todo esto, Luis Manuel Otero, Maykel Osorbo, Yanelys Nuñez, que crean como un hito, pero hay antecedentes de espacios muy reconocidos como Espacio Aglutinador de Sandra Ceballos, que siempre ha hecho un trabajo excepcional aunque su activismo no ha sido connotado, pero sí ha hecho un espacio de resistencia cultural muy fuerte.
Para mí, yo fui parte de toda esa ola que fue creciendo entre los artistas. De alguna manera todos tenemos una generación que nos guía, esa generación de los 80s, 90s. Nosotros teníamos cosas nuevas que decir, nosotros hemos crecido siempre a la sombra de una dictadura que se ha sostenido en la vejez y decrepitud, la retórica vacía. Este movimiento de artistas jóvenes, este impulso que ha trascendido fronteras, que es muy loable, que ha trascendido estéticas, géneros, donde de pronto artistas del reggaeton como Yomil se unan a un rapero de barrio como Maykel Osorbo y puedan componer Patria y Vida con Descemer, con Yotuel, yo creo que es increíble porque además un dramaturgo como Junior García que viene más bien de una élite teatral, con Luis Manuel Otero que hace un trabajo más performático, más de barrio, se unan a Tania Bruguera que expone en los grandes museos del mundo. Yo pienso que eso es importante, que siempre han tratado de fraccionarnos, de dividirnos históricamente, de decidir quién tiene calidad y quién no tiene calidad, quién es más y quién es menos.
Lo más importante pienso yo, es que desde el movimiento del arte cubano en los últimos años se ha ido empezando a romper esas barreras impuestas históricamente por Fidel Castro, por las instituciones culturales que han sido sus gendarmes, y eso ha sido fabuloso porque se han unido un grupo de artistas que provienen todos de diferentes manifestaciones, de diferentes maneras de ver el arte, la cultura, desde artistas populares hasta artistas super conceptuales, y se han unido en este grito, en este clamor de libertad para su trabajo, para el arte cubano y para el pueblo cubano que vivimos todos silenciados. Eso ha sido bastante bueno, ha trascendido fronteras, han sido artistas que están dentro de Cuba, que están censurados, artistas que están en las instituciones todavía, artistas que están en el exilio, y todo eso ha sido fabuloso. Reggaetoneros, dramaturgos, rockeros, teatristas, plásticos, cineastas, escritores, poetas, historiadoras del arte, filósofos, bailarines, ha sido realmente una labor grandiosa.
MHD: ¿En qué contexto se podría decir que comienzan a entrecruzarse los caminos de los artistas con las actividades de derechos humanos? ¿Crees que ya hay un espacio común entre opositores y el movimiento artístico?
Es un tema muy complicado y muy muy fragmentado incluso en estos momentos. Yo pienso que sí hay una ruptura entre la oposición tradicional, la oposición política y el movimiento de artistas cubanos, hay una ruptura ideológica en el medio. Cuando se dice oposición política se habla de los opositores y activistas que han empezado a eclosionar, habiendo una comunicación entre estos artistas, con inquietudes, con posturas políticas y los activistas, la sociedad civil. Pero pienso que hay una diferencia muy grande, que es una ruptura ideológica donde no puede haber diálogo con alguien que no respeta tus derechos, entonces acusan a este nuevo espacio de ser una nueva izquierda, una izquierda moderada, una izquierda “dialoguera” como le dicen, y no es así, porque es una manera de pensar más fresca, menos rancia como han sido los opositores tradicionales casi en su mayoría, con posturas claras de la ultraderecha contra el aborto, contra el matrimonio igualitario y los derechos de la comunidad LGBT, porque además tienen posturas contra la legalización del cannabis, contra cosas que nosotros los activistas que más que izquierdistas o progresistas, yo me considero más que eso un tipo bastante liberal, ni me considero izquierdista, ni progresista, me considero liberal contra las estructuras preestablecidas, sea cual sea y creo que voy a ser incomodo en cualquier gobierno, lo soy en este que es una extrema izquierda y lo voy a ser cuando exista otra derecha. Yo voy a ser incómodo para el gobernante de turno, yo voy a hablar del Rey de Shakespeare y voy a arrancarle la cabeza al Rey de turno. Me va a servir de excusa el Hamlet, Ricardo II o Macbeth, sea quien sea el que esté gobernando para mi va a ser un punto de ataque porque yo estoy en contra de las estructuras de poder, creo que todas son corruptas, unas más que otras, creo que unas se maquillan mejor que otras, como esta que ni siquiera se maquilla, esta es descaradamente abusiva y punto, pero creo que es complicado el diálogo.
Creo que es complicado, todavía aspirar un diálogo entre estos dos bandos es romántico aunque la libertad de Cuba y la democracia es lo que debería decidir, para poner a estas dos partes en la balanza. El diálogo todavía es un camino bastante lejano.
* Investigadora y especialista en fortalecimiento de la sociedad civil, liderazgo e innovación democrática .