Camino a los mangos
Si algún día la casa de Arianna llegara a ser legal, ¿qué dirección rezaría su carnet? ¿Asentamiento Los Mangos, Calzada de San Miguel, casa número tal, San Miguel del Padrón, La Habana? No se me ocurre otra.
El estadio de pelota es la única referencia. Cuando Arianna me dijo por teléfono, “tienes que bajar los escalones”, entre la mala señal de Etecsa, y un poco también, mi lejanía al acento santiaguero, me quedé con que me quiso decir que buscara una calle llamada Escalona, y bajara por allí. Ni los merolicos de El Tropical, ni la señora que vende cigarros en una casa en frente al estadio me supieron indicar esa calle. Si no viene Arianna a buscarme, todavía estuviera de frente al estadio, viendo adultos cincuentones correr, y a chiquillos descalzos jugar fútbol.
Se bordea el estadio y hay un trillo marcado sobre la yerba fina. Más de 30 familias forman parte del asentamiento. En su mayoría vinieron buscando “prosperar económicamente”. Un mulato sin camisa se mete con Arianna y ella no le contesta “pa no soltar una mala palabra”. Un niño de alrededor de dos años se queda mirando mis collares y me golpea con un palo delgado sin fuerza ni ánimos por el pie. Está sentado en una elevación de tierra que hay en la que supongo que sea su llegaypón. No veo a su madre por todo aquello.
Lo primero que te recibe en el amontonamiento de tablas y zinc que conforman la casa de Arianna y Raidel, es una muñeca vestida de amarillo, representación usual que exponen los practicantes del espiritismo combinado en Cuba en conmemoración a espíritus de mujeres de ascendencia española y gitana. Arianna está también vestida, pañuelo en su cabeza incluido, toda de amarillo. En el techo un pullover del mismo color funge como bandera, metafóricamente dándole propiedad a Oshún, de estos metros que el gobierno municipal sabe que se habitan pero ni los prohíbe ni los registra.
Varios artefactos pesados, entre ellos un cochecito en muy mal estado, presionan el techo por si los vientos, por si las lluvias. A Arianna la recibe, en la silla, la picada de una santanilla. “Yo la verdad no he podido publicar casi nada del negro en las redes porque yo no conozco de tecnología y no sé en qué lugares es que tengo que escribir pa eso”.
Camino al Juicio. Del 11J a la Prisión de Valle Grande
El 27, 28 y 29 de Julio próximo, se estará realizando el juicio de Raidel Guerra Godinez, ciudadano de 33 años acusado de desacato, desorden público, instigación a delinquir y desobediencia. Del 27 al 29, a un año y quince días de su detención y encarcelamiento. “Salió el 12 a buscar comida y vino el Jefe de Sector de La Corea y le pidió el carnet, y se lo dijo: no te vayas, que tú eres uno de los que andamos buscando”. Para Raidel, Fiscalía pide 9 años de privación de libertad. Un policía llamado Alfredo Cruzata, dice haberlo reconocido en un video.
Mientras Raidel está siendo conducido a la estación de la PNR en el municipio Cotorro, en la tarde de aquel 12 de julio, Arianna está en la casa de su familia en Jagüey Grande, Matanzas. Lleva un poco más de dos meses aquí, desde que la relación de 9 años se hubiese mostrado imposible de salvar.
Tres días después, los oídos de Raidel siguen supurando sangre, por las patadas y tonfazos con que fuera recibido en el Cotorro. En el famoso “somatón policial” se colocan guardias en rectas paralelas, y en el espacio entre estas pasan esposados los detenidos. “Reducir a la obediencia” es como se le conoce al procedimiento. Uno de los muchachos se desmaya de tantos dolores, y con nuevas patadas y estrallones se levanta del letargo. Raidel se agacha a recoger su nasobuco caído y lo estremecen con una patada en la zona entre el ano y los testículos.
Mientras esto sucede, en Jagüey Grande la familia se sienta a ver el televisor. Arianna siempre aprovecha pues en su casa no tiene este electrodoméstico. Llevan dos días trasmitiendo imágenes de las manifestaciones, y Arianna se enfría cuando ve la Calzada de San Miguel, y el torso desnudo de su hombre. Con las manos alzadas, grita a voz en cuello junto a decenas de san miguelinos, por la libertad de Cuba. “Como no voy a conocer el cuerpo de mi negro”
Ordena su mochila y en tres horas está en La Habana. “Yo pensaba venir pal 19 de agosto que era su cumpleaños, pero namá lo ví, me mandé pa acá. Yo sabía que ya tenían que haberlo cogido preso, porque si no, no lo hubieran sacado por el televisor. Nosotros estábamos separados, pero yo siempre le dije que si algún día el necesitaba de mí yo iba a correr”.
Raidel llevaba unos meses conociendo a una nueva mujer. Pero ocho años vencen dos meses, y a dos meses lo vence casi siempre algo fuerte como una prisión. “Cuando terminamos yo le dije que si a él le hacía falta de mí, y él no estaba con ninguna mujer, yo lo iba a ayudar. Fuera un hospital o cualquier cosa. Porque el negro nunca había estado preso. Sí, él estaba con una mujer, pero cuando yo llegué a La Habana, la mujer ya se había desaparecido”.
Yanelys, la menor de los dos hermanos de Raidel, le da a su ex cuñada la poca información que posee. Y con ella, Arianna hace lo poco que puede hacer. Correr a buscar a su negro, saber cómo está, y cuando puede verlo para llevarle alimentos o lo que haga falta.
A los siete días en la estación de PNR del Cotorro, Raidel fue trasladado a la prisión Jóvenes de Occidente. Allí ni pudo llamar y menos recibir visitas.
“La hermana estuvo yendo esos dos primeros meses cuando no dejaban ver a los presos por la Covid. El 29 de octubre que fue la primera visita, ella fue conmigo y me dejó allí y no ha vuelto a ir más nunca”.
Finalizando los dos meses en Jóvenes de Occidente, justo antes de ser trasladado a Valle Grande, Raidel Guerra aparece por primera vez en un listado oficial de los manifestantes del 11J. Arianna estuvo por esos días haciendo ceremonias y obras de la religión yoruba y el palo monte, porque mientras su marido no apareciera en alguna lista, la demora en el proceso sería indudable.
“Cuando lo volví a ver estaba mal. Muy flaco, y me lo habían pelado al calvo, ya no tenía los dreadlocks”
Raidel no quiere abogado. Arianna no podía costeárselo y los hermanos de Raidel tampoco se ofrecieron a ayudar. El otro hermano de Raidel se negó a darle a Arianna, los mandados de la canasta básica que le tocaban a Raidel por estar en el mismo núcleo y libreta de abastecimiento. El preso entiende que la justicia no se puede esperar del buen trabajo de un abogado. “Si te quieren echar 20 años te lo echan y ya. Los abogados están ahí pa hacer un papel y decir que hay abogados”.
Arianna tampoco podía pagar, además de los cinco mil pesos cubanos del contrato inicial, los viajes del abogado a prisión, a Fiscalía, las meriendas y las averiguaciones.
Hace solamente tres meses Raidel y Arianna saben los cargos que fiscalía impuso y los años que requieren. Suponen que el juicio sea en el Tribunal Municipal de Marianao, pero, aún días antes, no tienen la nota exacta.
De cómo se encuentran los caminos…
Raidel fue un niño del reparto La Corea que quedó huérfano con 9 años. Sus hermanos menores fueron recogidos por el padre. El pequeño Ray se quedó a merced de una abuela un poco descuidada, que murió alrededor de una década después. Luego de pocos estudios, fungió de custodio en varias instituciones del estado. Hace algo más de 10 años, comenzó a revender.
Arianna Barroso Moreno vino de La Maya, Santiago de Cuba, junto con su madre y hermanas, en su adolescencia. Habitaron asentamientos cercanos al de Los Mangos. Años después de terminar la secundaria básica, comenzó a vender sus primeras escobas y sus primeros cubos plásticos.
“Yo tenía una amistades que vivían en Cristo de Olimpia y Lindero, y Raidel siempre estaba por allá en casa de una prima. Cada vez que yo pasaba por allí, él se metía conmigo y yo me reía, pero seguía de largo. Me decía, guajira, estoy pa ti, pero yo no le hacía mucho caso. Hasta que un día compartimos en una fiesta religiosa”.
Desde dormir en casa del suegro en el piso, hasta sufrir las carencias económicas y la inestabilidad del azar, soportó Arianna por amor a su negro. Jovial, dicharachero y noble, Raidel siempre le hizo entender, que a pesar de estas adversidades, la carrera de ambos era más liviana si la llevaban juntos.
Con este ánimo se levantaban a las 6 de la mañana, luego de haber invertido cada uno cerca de 1200 pesos en escobas, cubos, haraganes, palitos de tender y todo tipo de artefactos plásticos, comprados en el mejor precio en la cercana Feria de la Cuevita. Para Marianao ella, para cualquier otro municipio él. Cuando un lunes, se hizo más de dos mil pesos en un municipio, se marca ese territorio como zona de trabajo hasta que la mala venta indique moverse a otro sitio.
El recorrido no lo marcan por cuadras ni paradas, lo hacen por horas. Entre un breve receso para merendar, y unas pausas oportunas para vender su producto a los vecinos, llegan a hacer diariamente más de 96 kilómetros. En una semana fructífera han caminado 700 kilómetros y han ganado alrededor de 12 mil pesos limpios de inversión. No se les avizora sombra de queja.
“Yo con ese negrito he pasado muchas cosas, por eso lo único que me duele es no tenerlo aquí conmigo”, dice Arianna, y me regala la única lágrima de la tarde.
Camino a la muerte, camino a la gloria
Oshún es la diosa de la fertilidad, sin embargo es harto conocido que las féminas que resultan estar amparadas por ella, tienen problemas para concebir. Esta oración no le orienta dudas a Arianna, consagrada al culto de Orula y de la Virgen de la Caridad del Cobre, desde el año 2014.
Oggún es el dios de la fuerza bruta, el orisha del trabajo forzado y del hierro. Viste de verde y negro, representando la oscuridad de la maleza profunda. Cuentan los patakíes yorubas que nadie pudo sacarlo de su obstinación y su ascetismo, que no fuera la diosa del río, la dueña de la miel, Oshún.
Arianna ha conducido a Raidel por cada vez mejores caminos, y se pudiera creer que no es casual el hecho de que a los pocos meses de separarse, la vida de Raidel se hubiese visto tronchada. Él, sin embargo, no es obstinado como el ángel que le guarda. Su esperanza de salir a casa luego del juicio, donde su guajira le espera con un buen plato de frijoles colorados, está intacta. Después de mucho vivir, ambos son personas fuertes, resistentes al sol, y a los malos deseos de Dios.
“Raidel lo único que se le veía haciendo en la protesta era gritar Libertad. ¿Y cómo tú concibe que en un país, supuestamente con libertad de expresión, te echen 9 años por decir que esto o aquello no te gusta?”
Arianna sabe que su negro no es el mismo. Antes del 11J, no tenía ningún afán político, pero hoy ella está convencida que “ya eso lo tiene en el cuerpo”. Raidel es un hombre fuerte. Soporta la distancia y el encierro. Pero no es menos cierto que recibe también fuerzas de su fiel mujer, quien hace cuatro años, quizás no hubiese tenido temple para enfrentarse a circunstancias como estas.
El sueño más grande de estos contemporáneos, desde que se conocieran en el 2012, fue tener un hijo. La vida se lo negó dos veces. En el 2014 Arianna supo que los jimaguas que hacía cuatro meses se desarrollaban en su vientre habían muerto. En el 16, un varón de cinco meses de formación jamás llegó a ver la luz. La palabra de Orula no se había cumplido aún. La profecía sobre Arianna decía que cargaría un hijo o hija en los próximos años.
El 2018 fue el último de los intentos hasta la fecha. Más reposo que nunca jamás. Mas fe y atenciones religiosas que las dos veces anteriores. El día de la Patrona de Cuba, el 8 de septiembre, no se oyó llanto en la Sala de Parto del Hospital Hijas de Galicia, pero una hembra de 8 libras y medias había venido al mundo. Yusimy de la Caridad, en honor a la tempranamente ida abuela paterna.
Arianna sabe que algo no va bien, y pide ver a su hija. Alguien le confirma que está siendo trasladada al Hospital infantil William Soler. Los ultrasonidos jamás detectaron una hernia que comprimía el pulmón derecho de la pequeña, y ahora había que intervenirla. Le orientan a la puérpera que no se levante de la cama para cuidar la herida apuntada en su vagina. Ella ignora la orden, se fuga del hospital, y tras recoger comida y ropa en Los Mangos, se instala en 2 horas en el William Soler.
El día 9 los médicos regresan de la operación diciendo a ambos padres que la bebé debe ser observada para monitorear la evolución. Solo Arianna está dentro de la sala. El padre y demás familiares, ven a Yusimy desde un cristal. “Oye, esa está muy blanca pa ser hija mía”, jode Raidel a Arianna, quien no tiene fuerzas pero le premia el chiste con una sonrisa temblorosa. La palabra “estable” no le trasmite mucha información a Arianna. El día 23 de septiembre, a las 4 de la mañana, tras seis paros respiratorios, la pequeñita fue declarada muerta.
Rosada salió vestida y así la pusieron en su pequeñito ataúd. Raidel llegó a la funeraria cuando estaban vistiendo a su única hija, y vio su cara por primera vez sin cristal, cuando, por razones de frigidez, la cabeza de la pequeña se arqueó hacia atrás en un gesto brusco. Tenía todas sus facciones. Allí mismo se desmayó
La guajira hoy extraña al negro en la soledad de unas tablas que ofrecen santanillas a los visitantes, y pide a su gitana, a quien le ha puesto abanico y girasoles plásticos, que les dé un poquito de felicidad a ellos dos en la vida.
Dicen los viejos congos que Orula no se equivoca.
¿La única hija que Arianna cargaría en brazos, será la para siempre hermosa Yusimy? Queda aún camino por recorrer.
En lo que si no se equivocó el santo fue en su alerta a Raidel, una semana antes del estallido del 2021.
Ogsorbo de Prisión. Evite la calle y las aglomeraciones.
“Es una injusticia. Que ese hombre esté preso por gritar y no hacer más nada. Y que le quieran echar nueve años. Pero bueno, antes del 11J él no estaba en na, ahora sí, ahora eso le corre por la sangre y cuando salga, lo va a seguir teniendo ahí” .