Por Micaela Hierro Dori *

John Suárez es actualmente Director Ejecutivo del Center for a Free Cuba, ha trabajado en el Directorio Democrático Cubano, y trabajó un año con Ricardo Bofill en la Fundación Elena Mederos, entre el 2000 y 2001. Se ha especializado en incidencia internacional y lucha no violenta, ha hablado frente al Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas así como la Comisión Interamericana de Derechos Humanos en varias ocasiones.  En la entrevista nos cuenta que a raíz de la represión al Concilio Cubano y el derribo de Hermanos al Rescate, hubo un despertar generacional entre los jóvenes cubanos que se reflejó en la Declaración De La Universidad Internacional De La Florida firmado el 13 de marzo de 1997. Como representante de Free Cuba Foundation, movimiento estudiantil, ha firmado el Acuerdo por la Democracia en Cuba en 1998, documento ratificado en 11 oportunidades. John Suárez es un buen embajador de la causa cubana y como tal lo conocí en el año 2008, años de la juventud en la cual aprendí la importancia de la solidaridad democrática.

 

Micaela Hierro Dori (MHD): Has trabajado en varias organizaciones cubanas en el exilio, siempre con vocación de apoyar a los activistas cubanos en la isla; ¿Qué puedes decirme de la evolución en el vínculo entre los cubanos en el exilio con los de la isla en los últimos 30 años?

John Suárez (JS): Los movimientos Hermanos al Rescate, Directorio Democratico Cubano, Movimiento Democracia y Free Cuba Foundation a principios de la década de 1990 tomaron la iniciativa de promover tanto la no violencia como un vínculo orgánico entre los disidentes cubanos en la isla y la diáspora. Un punto culminante fue la relación entre los grupos de exiliados cubanos que apoyaron a Concilio Cubano, una coalición de movimientos de oposición en Cuba en 1995-1996. Posteriormente, fue el Proyecto Varela en 2001-2002, y el Diálogo Nacional del Movimiento Cristiano de Liberación, en el que participaron tanto cubanos en el exilio como en la isla entre 2003 y 2005.

 

MHD: ¿Cómo fue trabajar con Ricardo Bofill, pionero en la defensa de los derechos humanos en Cuba? ¿Qué anécdotas guardas de él?

JS: Ricardo Bofill fue un buen amigo y mentor. Junto a otros miembros del Comité Cubano de Derechos Humanos demostró con sus acciones una constante defensa de los derechos humanos y empatía por las víctimas de la represión en todo el mundo. Era un hombre de principios profundos y lo extrañaba mucho. Fue una gran experiencia y un honor trabajar con él en la Fundación Elena Mederos, pero una por la que estoy agradecido. También como estudiante lo pude entrevistar e incluyo algunos videos que subimos a Youtube en el momento (Ver al final de la entrevista links recomendados)

 

MHD: ¿Alguna vez se presentó algún documento firmado por gran parte de la sociedad civil independiente como para evidenciar las violaciones de los derechos humanos de Cuba? 

JS: No para evidenciar las violaciones de los derechos humanos en Cuba. Siempre presentamos casos específicos y reportes sobre violaciones. Compartimos en foros internacionales copias del Proyecto Varela, La Patria es de Todos, y el Acuerdo por la Democracia. El Directorio también presentaba y compartía el reporte Pasos a la Libertad que documentaba acciones de la oposición e incluía estos documentos en el reporte.

MHD: Has firmado el Acuerdo por la Democracia en Cuba en 1998 ¿Puedes decirnos cómo surgió la iniciativa  y en qué ocasiones fue firmado y ratificado? 

«El Acuerdo por la Democracia” surgió dentro de Cuba y en el exilio en 1998. Fue firmado en ese año por gran parte de la oposición a la dictadura castrista, y reafirmado en Lubin, Polonia, en 2007, con respaldo internacional, en una ceremonia en conmemoración de la masacre de obreros polacos en esa ciudad por el régimen pro-soviético polaco 25 años antes y en el 2015 en Panamá durante la Cumbre de las Américas. Estuve presente y firme el Acuerdo el 20 de febrero de 1998 en FIU donde participaron muchas organizaciones del exilio. Para más información recomiendo hablar con Orlando Gutierrez-Boronat del Directorio.

 

MHD:  Has sido parte del movimiento estudiantil desde EEUU apoyando a jóvenes en Cuba ya desde la década del 90 ¿Cómo era la comunicación entre ambas orillas, cómo fueron cambiando las acciones de solidaridad y de diálogo a medida que iban cambiando el acceso a las nuevas tecnologías y canales de comunicación?

JS: Las comunicaciones eran difíciles y, a menudo, costosas por teléfono a fines de la década de 1980 y principios de la de 1990. A mediados y finales de la década de 1990, en algunas raras ocasiones por correo electrónico, pero el acceso en la isla estaba muy limitado. Sobre todo hablábamos con los recién llegados de la isla para entender qué estaba pasando. Era una especie de agujero negro.

 

MHD: Han habido distintos proyectos y campañas que reunieron el esfuerzo de gran parte de la sociedad civil independiente como lo fue el Proyecto Varela o la Campaña de No Cooperación, ¿Qué características, dinámicas o estrategias rescatas de dichas iniciativas que se puedan replicar en la actualidad?

JS: Surge una buena idea y hay unidad en la acción para hacer avanzar un proyecto o una causa que une a muchos grupos y movimientos. El Movimiento San Isidro y la campaña de Luis Manuel Otero es un buen ejemplo en curso.

 

MHD: El MSI ha llamado al diálogo con la Plataforma Patria y Vida, el 27N abrió al menos por unas horas un canal de diálogo con las autoridades, ¿cómo respondes a este tipo de iniciativas, y cómo crees que la sociedad civil pueda crear un canal efectivo con el régimen para que se genere el cambio en la isla?

JS: Los funcionarios estuvieron dispuestos a reunirse brevemente cuando fueron presionados por cientos de artistas e intelectuales ajenos al Ministerio de Cultura el 27 de noviembre de 2020. Sin embargo, tan pronto como esa presión se disipó, se renegó el diálogo y el acuerdo alcanzado, y dos meses después el Ministro de Cultura estaba agrediendo físicamente a activistas pacíficos y periodistas independientes. Más importante que hablar con el régimen fue el llamado a una conversación entre activistas, que en muchas ocasiones se han dividido, o se han dividido por manipulaciones de la seguridad del Estado. También es importante su llamado al diálogo con toda la población cubana en general.

 

 * Especialista en fortalecimiento de la sociedad civil, liderazgo e innovación democrática.