Escritora y poeta, curadora y artista multidisciplinaria. Fundadora del proyecto cultural Desliz en 2007.  En 2011 se ha ido a estudiar a los EEUU, y ha hecho su doctorado en Estudios Latinoamericanos en la Universidad de Princeton.  Tiene en proceso editorial la novela “Tim sin Tina” y el poemario “Nudos”. Comenzó como bloguera en Cuba, y ha sido editora de la  revista Cacharro(s). El 30 de noviembre  de 2020 se sumó a #SusurroPoetico con el fragmento de Ciudadanos 

MHD: En el año 2011 en el espacio Desliz organizaste la presentación de la película de Miguel Coyula, Memorias del Desarrollo

LM: yo empecé muy joven, cuando tenía 17 o 18 años con talleres literarios de Jorge Alberto Aguiar y entonces empecé a entrar en este grupo de escritores y de ahí salió la generación de Orlando, Jorge Enrique Laje, Amar Echeverria, entre otros. Comencé acá y coincidimos con la entrada de la tecnología digital en Cuba siendo un impacto bastante grande en general, pero también para nosotros que comenzábamos en talleres literarios no necesariamente organizados por instituciones oficiales.

Los talleres de Jorge fueron inspirados por los talleres de Onerio Jorge Cardoso que comenzaban por esa época también. Jorge participó en el primer taller de Onerio Jorge Cardoso a finales de los 90s y decidió que él quería hacer su propio taller, eran muy exitosos, reunía a muchas personas, pero era algo parainstitucional. El buscaba las casas de cultura, las librerías, espacios institucionales pero era gestión personal. Empecé en estos talleres, la tecnología digital llegó, Jorge decide hacer una revista, sabemos que para las generaciones y grupos literarios las revistas son algo fundamental, juegan un papel importante en la historia de la literatura global, era el paso natural, entonces decide hacer esta revista, en ese momento hay un grupo de escritores que somos quienes a Jorge de taller en taller, como un grupo de seguidores, y estoy entre estos seguidores además de ser pareja de Jorge. Él decide hacer esta revista “Cacharros”, en ella podíamos participar muchas personas pero las personas más cercanas a Jorge en ese momento éramos Orlando y yo, y eso fue lo que se articuló alrededor de “Cacharros”, éramos nosotros tratando de hacer esa revista y paralelo a eso van pasando otras cosas, hicimos periodismo independiente, tuvimos una búsqueda, exploración política, precisamente porque era un momento muy complejo, estaba el proyecto Varela funcionando, muchos partidos políticos en ese momento. Recuerdo -porque tenía curiosidad- quería saber cuántos partidos políticos existían, recuerdo tener en mi casa la lista de los partidos y asombrarme de la cantidad que existían en ese momento, ciento y pico. Desafortunadamente una de las cosas que siento no haber podido traer conmigo es mi biblioteca porque es difícil de transportar.

Recuerdo que hicimos con Jorge en estas exploraciones políticas los talleres que se reunían con los personajes o personalidades políticas de la oposición, nos reunimos con el que era para entonces  presidente del Partido Liberal Democrático, no recuerdo bien cómo era que se llamaba, y esa fue una reunión muy importante porque asistió mucha gente del taller, tuvimos discusiones muy interesantes. Hay que pensar que esto siempre está articulado o tiene como centro la literatura, es decir, nosotros estábamos haciendo estas incursiones como escritores o como aspirantes de escritores, pero lo que pasa con esta generación que gira alrededor de jorge, o este grupo, es que no estamos esperando a ser reconocidos, nosotros mismos tomamos los medios, y lo digital juega un rol esencial, y decimos que vamos a saltar un montón de tapas porque tenemos una confianza en nosotros mismos y creemos que somos una fuerza renovadora, por eso es que intentamos hacer puentes con las personas que están fuera de la isla, tocamos las puertas de los consagrados porque no tenemos ningún temor a tocar esas puertas, pensamos que tenemos bastantes lecturas y conocimiento para poder renovar el campo literario que fue de los movimientos que ocurren aquí, movimientos de renovación del campo literario. 

Cacharros en ese momento está acudiendo a Cuba Encuentro, la revista fundada por Jesús Diaz. Esto no sale de la nada, tenemos ejemplos, estamos mirando, y entre lo que está pasando hay otras personas que están intentando hacer cosas similares. 

Lo que distingue lo que podíamos hacer de lo que podía hacer Jesús Diaz, es que nosotros en ese momento la juventud, el impulso que viene con la juventud, que es revolucionario, y eso pasa con todos los jóvenes, queremos cambiar cosas, tenemos visiones y son diferentes a la visión de las personas que están en el poder. Cuando decimos poder entiéndase como poder gubernamental o fuerzas de poder que rigen el campo literario, entonces eso es lo que distingue lo que hacemos nosotros con fuerzas como las de Jesús Diaz u otros. 

Cacharros funcionó entre 2003 y 2005 y tiene que ver precisamente con lo que pasa, la vida, con la política en Cuba. Jorge emigra a España y Cacharros se queda funcionando entre España y Cuba de una manera algo fracturada, al final éramos solo Jorge y yo, tuvo su final. Yo tenía mis motivaciones que eran un poco diferentes a las de Jorge y por eso decidí empezar Desliz.

Desliz inicia en el 2007, era algo muy ambicioso, la función era lo que me parecía que faltaba en Cacharros y en todas esas revistas digitales que aparecieron en esa época, que sin duda Cacharros es un precursor, pero después vienen muchas. Lo que me parece que faltaba es que estábamos todavía encerrados dentro de lo nacional, estábamos haciendo puentes con la diáspora, puentes con otras provincias, puentes entre generaciones, pero no estábamos mirando hacia afuera en el sentido de trascender en el campo literario, y los campos literarios son nacionales. Mi intención era trascender eso y precisamente establecer vínculos con lo que se estaba haciendo en otros lugares, trascender las fronteras disciplinarias, no solo tener literatura sino tener arte, música, cualquier cosa que fuera un esfuerzo cultural y que tuviera un impacto social. 

MHD: En algunos artículos he leído que te definen como artista multidisciplinaria, eres escritora, poeta, editora, has fungido de curadora de arte, ¿te defines así?

LM: Sí, de hecho me gusta transdisciplinar porque no es que estoy haciendo diferentes funciones al mismo tiempo, que sería multi, que puedo cumplir diferentes funciones, si no que puedo ir de un lugar a otro y estoy como en tránsito entre todos estos lugares, porque la experiencia de un espacio me sirve para ir hacia el otro espacio, y de eso se trata esa confluencia.

MHD: En esa época donde estaban esas revistas, la revista de Cuba 2002, Luz Cubana 2003, 33 y ¾, consenso, diáspora fue hasta el 2002, pero fue todo ese periodo de los años 2000’s. The Revolution Evening Post de Orlando del 2006 ¿Cómo dialogaban entre ustedes, entre las revistas? ¿Se conocían las iniciativas de los demás? ¿Había interacción? 

LM: Sí, estaba el Festival Omni Zona Franca que fue un espacio que hizo que mucho coincidiéramos y lo que no conocíamos pudimos conocerlo y establecer más relaciones. Yo digo, y lo he dicho en otras entrevistas y en la tesis que hice para Princeton, que la generación cero es un grupo homogéneo, entonces aquí todos nos conocíamos, todos trabajamos juntos, yo estaba haciendo Desliz y estaba colaborando con 33 y ⅓ y las personas de 33 colaboraban con Desliz, The Revolution Evening Post y así. Era básicamente un grupo de gente tratando de hacer cosas donde hubieran motivaciones más o menos personales pero había muchas confluencias.

MHD: Ahí con el espacio eran David, Amaury, Iris, conocías a Michel Matos, ¿todos confluían?

LM:  Todos nos conocíamos y también era un momento muy vivo, todos nos reuníamos mucho, es algo que ya no ocurre, es un cambio global que desafortunadamente llegó a Cuba, pero nos reuníamos mucho todo el tiempo, tiene que ver también con cambios económicos que estan ocurriendo en la isla. Nosotros podíamos hacer estos proyectos por amor al arte, hoy en día es imposible.

MHD: Quizás también cambiaron un poco el sistema de represión, porque hoy organizas una reunión y te la impiden, o quizás dan un espacio más cultural y si bien estaban controlados no le veían el peligro a ese espacio cultural, un peligro político, quizás permitían ese tipo de reuniones. 

LM: Es difícil saber. Yo salí de Cuba y después que yo salí todos mis amigos empezaron a tener por lo menos una noche de prisión, mi hermano estuvo en prisión infinitas veces antes de salir de Cuba definitivamente. Si yo me hubiera quedado en Cuba estoy segura de que hubiese pasado mis noches en la cárcel como le pasa a Orlando, sus parejas, como le pasó al grupo donde yo estaba circulando.

Sin duda la represión cambia también, no se mantiene igual, pero en el momento en que nosotros estábamos haciendo estas cosas había represión, fue la Primavera Negra, y nosotros fuimos entrevistados por la Seguridad del Estado, yo creo que yo me “escapé” porque era la más joven del grupo y me veían con otros ojos.

MHD: Quizás en esa época estaba más concentrado en los grupos más políticos o los periodistas más independientes y no tanto en lo cultural.

LM: Jorge Alberto Guiar fue entrevistado cuando nosotros estábamos juntos. Recuerdo llegar a la casa y haber acabado de tener esta entrevista con la gente de la seguridad, y tuvimos muchas, vi personas entrar y salir, estaban cerca.

MHD: Cuando mencionaste que incursionaste con el periodismo independiente ¿En que medios publicabas?

LM: CUBANET en ese momento, hicimos Cartas de Cuba, una revista de la oposición que también tenía secciones culturales e incluía cosas de escritores de vez en cuando, tenía dos pliegues. Recuerdo que fue Pedro Márquez de Armas quien hizo un dossier para Cartas de Cuba y me incluyó e incluyó a otras personas jóvenes.

MHD: ¿Se hacía desde Cuba y se publicaba desde afuera?

LM: Se imprimía afuera y después entraba a Cuba y circulaban.

MHD: ¿Llegaste a conocer a Oswaldo Payá?

LM: Lo conocí, no fui cercana a él, pero sí lo conocí, también participé en el proyecto, recogí firmas, muchos participamos porque era lo que estaba pasando en ese momento y queríamos participar, nos parecía que Proyecto Varela era una iniciativa magnífica entonces recogimos firmas, muchos de nosotros.

MHD: ¿Antes de la Primavera Negra?

LM: Sí

MHD: Tú has comenzado en la década del 90 realmente, más allá de que las revistas fueron a partir del 2003 en estos espacios culturales y escribiendo para CUBANET ¿finales del 94? 

LM:No, todavía, como el 98, 99. 

MHD: Digo 94 porque fue el año en que se fundó CUBANET

LM: Sí, yo conocí estas cosas después, obviamente, como en el 98. Realmente casi todo comenzó para mí en el 98 cuando tenía 17 años y comienzo este taller. Desde niña yo ya había estado haciendo escritura por mi cuenta, y participaba en instituciones oficiales porque mis padres eran periodistas culturales, yo he estado en talleres oficiales desde niña, pero realmente fue encontrarme con el taller de Jorge lo que cambió mucho.

MHD: En cuanto al diálogo o la participación, la relación que tienen muchos de este grupo que ya de esta manera estaban creando espacios alternativos ¿Cómo se vinculó con la gente que todavía está en las instituciones? ¿Se mueven libremente? ¿Son vistos como parias? ¿Cómo fue el vínculo en ese momento y cómo fue evolucionando?

LM: Lo vemos en la oposición actual, sabemos que muchas personas de la oposición son personas que participan de las instituciones culturales antes y nosotros también intentamos participar en instituciones culturales oficiales, yo hice cuando estudiaba en la universidad en Cuba, una pasantía en la revista Unión, en la revista Mujeres porque estaba mi tesis de historia fue sobre género pero eso no terminó bien, entonces después hice esta pasantía que fue pagada con Enrique Sainz con la revista Unión. Eso fue realmente una buena experiencia, todas las personas que conocía en ese momento en instituciones oficiales sobre todo en La Habana, eran personas que tenían vínculos con la diáspora, Enrique Sainz tenía vínculos con Jorge Luis Arcos que estaba en la diáspora y con otras personas. Mientras él estaba trabajando en Unión también estaba haciendo trabajos para España y yo participaba en estas cosas. Había movimiento un poco parainstitucional y mi intención siempre, y es una de las discusiones del grupo era que había que trabajar fuera y dentro de las instituciones, hacer que estos dos polos se comuniquen y había muchas opiniones encontradas. Orlando y yo nos separamos muy rápido en ese sentido porque él decía que había que ir contra las instituciones, Jorge y yo dijimos en algún momento que si nuestras revistas se insertaban en las instituciones, mejor.

Mi punto personal era que había que poner a comunicar estos polos porque todos somos personas, lo que llamamos instituciones también somos personas, ese siempre fue uno de mis puntos. Es una cosa más fluida que va de adentro hacia afuera, ahora es más difícil porque las estrategias del gobierno o el Ministerio del Interior/Cultura ha sido radicalizar cualquier movimiento o iniciativa cultural para que se ponga del lado de la oposición, aislarla de cualquier otro grupo, movimiento, solidaridad o alianza. 

MHD: en la década de los 90s, 2000s, había un montón de partidos políticos y una oposición política fuerte. Cuando cae el Muro de Berlín muchos de estos movimientos se ilusionan con que ya llegaba la hora del cambio en Cuba, se prepararon muchos movimientos políticos para generar ese cambio que al final no tuvo la repercusión por problemas de comunicación con la ciudadanía, represión, distintos factores que todos conocemos, al mismo tiempo había movimientos de intelectuales y artistas que creaban estos espacios independientes pero el protagonismo opositor era más de los partidos.

Hoy después del decreto 349 del 370, los periodistas independientes, cineastas, en los últimos 3 o 4 años el movimiento artístico ha tomado mayor protagonismo en esa oposición o planteamiento al régimen de búsqueda de un cambio, quizás no tanto la sociedad civil independiente tradicional o partidos. ¿Coincides en el diagnóstico? ¿Qué crees que ha pasado?

LM: Esto es interesante porque como te decía, cuando nosotros comenzamos estábamos experimentando en las arenas políticas, sin embargo la idea de ese momento es que éramos escritores, teníamos contacto con la oposición, éramos escritores participando con gestos válidos políticos, pero en una de las reuniones recuerdo que una de las posturas más populares fue que nosotros no formaríamos parte de ningún partido político porque tendríamos que estar fuera con un rol como intelectuales públicos, como figuras públicas pero desde la figura del intelectual; hay una tradición de eso histórica en Latinoamérica, quedarnos fuera para ser críticos, porque si somos parte después no podemos ser críticos. Esta era una de las posturas más populares en ese momento pero ha ido evolucionando por factores que tienen que ver con la sociedad, la economía, cambios globales, cuando digo economía no es solo el país sino la que atraviesa estos campos, el campo de la artes visuales, literatura, todos estos son campos que tienen sus economías y estas han cambiado a lo largo de estos años, eso era al principio, después si te cuento es mi experiencia personal, no estoy esgrimiendo una teoría, para eso tendría que pensar un poco más cuál ha sido la evolución de este factor, pero desde mi experiencia personal los escritores e intelectuales públicos eran una figura que estaban muy presente en el imaginario del campo, esta figura ha decaído, hoy en día vemos que en muchos países ha desaparecido, y en Latinoamérica donde todavía mucho poder a finales del siglo XX está desapareciendo, precisamente por los medios, las redes sociales y  hay otras figuras públicas que tienen mayor relevancia que los intelectuales públicos.

Después en Cuba cuando estaba Omni se estaba tratando de hacer política, también un poco cercano a esa idea que somos figuras que desde el arte vamos a intervenir en el terreno de lo político, pero no es política perse, no es política en el sentido de lo que hacen los políticos, es política en el sentido de lo que hacen los artistas. Esa fue la idea que hubo por un tiempo y todavía pervive en un punto, pero gracias al auge de las redes sociales y a un aumento del activismo global en la última década la comunidad artística de Cuba ha entendido que la política es una herramienta. Nosotros desafortunadamente estuvimos aislados mucho tiempo, la información era la que nos daba el estado o la que penetraba el país gracias a personas que iban y entraban libros, personas que iban y entraban revistas y de esa manera llegaba, pero de verdad había un aislamiento y en política no éramos muy competentes, las herramientas de un ciudadano, las intervenciones políticas, pero creo que eso ha cambiado y la visión de los artistas y los escritores en Cuba es que la política es una herramienta. Creo que esto se ve como una diferencia fundamental en este activismo más reciente desde la comunidad artística.

MHD: La política es una herramienta para incidir o transmitir un mensaje, siempre los artistas o intelectuales quieren transmitir un mensaje, aun así no todos coinciden con la importancia de tener vínculos con la oposición, de hecho a veces se quiere diferenciar de ellos, dicen “Yo no soy político”, siguen viendo como que la política es algo malo o algo distante o de mantenerse puro al no meterse en política, o mantener la pureza del pensamiento al no entrar en política, algo contradictorio.

LM: Sí, quizás no es algo de la política en general, sino acerca de qué política, está muy estigmatizada y eso es uno de los logros del gobierno cubano, la política de la oposición, y por eso todos estos cambios de terminología, alternativo, independiente y oposición también, todo esto ha tenido una historia, el lenguaje ha tenido una evolución que tiene que ver con cuán estigmatizado está qué lugar tiene en el imaginario social. Ahora sí la oposición es algo válido, pero por mucho tiempo era algo completamente estigmatizado a lo que nadie quería pertenecer, nadie quería ser visto en la oposición porque estaba asociado al imperialismo, lo vemos ahora, todavía estas cosas perviven, las personas que están en Cuba, a pesar de todas las manifestaciones populares el último año son personas que todavía están arrastrando este imaginario de “La oposición en Cuba es mala, mi nacionalismo versus apátridas, traidores, etc.” 

MHD: Ahí el mensaje, la propaganda del régimen y las campañas de desprestigio de la posición han tenido efecto, pero el movimiento artístico ha llegado con un mensaje a la ciudadanía, coincide con la mejora en la comunicación, internet, teléfonos celulares, etc. En el 11 J la gente gritaba Patria y Vida reconociendo al movimiento San Isidro, pero siguen sin conocer la oposición. ¿Crees que el movimiento artístico puede servir de puente entre la oposición y la sociedad civil independiente o entre esas personas que realmente buscan el cambio? Partidos políticos, ONG’s, organizaciones de DD.HH. Periodistas independientes, sindicalistas independientes, toda esa sociedad civil pro democrática y la ciudadanía que quizás el movimiento artístico e intelectuales pueden servir de puente?

LM: Definitivamente eso es lo que está pasando ahora. No tengo la menor duda de que el 15N y el 11J están conectados entre sí y además conectados con el 27N, además conectados con el movimiento San Isidro, y precisamente por las redes. Son los medios y la tecnología digital la que está conectando las personas pero también los artistas que están conectando las personas. Otro ejemplo que es bastante patente es Tania Bruguera.

MHD: Hay un rol vital por el prestigio internacional de ella y el impacto que  ha tenido para traer más voces no solamente cubanos sino internacionales

LM: Y sabemos que Yunior Garcìa Aguilera también hizo eso, se vio como una figura que estaba conectando estos dos sectores, la comunidad cultural y las personas. Más allá de todas las polémicas, el hecho de que esta figura surgiera y esta conexión se estableciera es que existe una demanda de este tipo de figuras, y es que estamos en un momento en que sí, los artistas están sirviendo de conexión, están siendo vistos como intermediarios.

MHD: Yo creo que sí, me alegra que coincidamos con el diagnóstico, que no es fácil a la hora de pensar una Cuba democrática o pensar en el camino de iniciar una Cuba democrática, de cómo puede movilizar, de cómo puede llegar a hacer una bola de nieve en la ciudadanía para lograr la movilización, quizás como el artista pueda llegar con un mensaje más cercano a las personas y no tan político, abstracto con valores que la ciudadanía no conoce, no sabe del todo su significado. Palabras como democracia o derechos humanos que las personas no terminan de saber que significa después de 7 décadas de dictadura. 

LM: Estaba pensando en que también un cambio de conectarse con el lenguaje de los artistas, los artistas han cambiado. Cuando yo entré a esta comunidad se veía a sí misma por encima del resto de la población en todo sentido, en el lenguaje también, el lenguaje estaba atravesado de superioridad, clasismo, racismo, sexismo, y esto ha cambiado, por lo que es más fácil conectarse con los artistas y viceversa, necesitan conectarse con la población.

MHD: Como es el caso de Luis Manuel Otero Alcantara o Maykel Osorbo que para mi obviamente tienen un impacto en el movimiento San Isidro en llegar al barrio. El movimiento San Isidro termina reuniendo a un montón de figuras que tienen su trayectoria.

LM: Es un momento difícil porque muchas cosas han cambiado, y esto de que los artistas hayan sido intermediarios entre la ciudadanía y la oposición o los cambios políticos, para decirlo más general o más objetivos, eso era un sueño antes, nadie pensó que eso fuera posible, los que lo intentabamos pensamos que eso era un gesto aislado, y que bien si existiera más de esto y más de esto o una demanda de esto, pero nunca pensamos que podría existir una demanda espontánea de esto y ahora está, ahora existe, es concreto, pero al mismo tiempo en el mundo entero este es un momento muy difícil, el activismo ha encontrado su auge y al mismo tiempo ha encontrado su callejón sin salida, porque el activismo está en su mejor momento alcanzando cosas como las que están pasando con eso de los artistas en Cuba como intermediarios, alcanzó sueños que parecían inalcanzables que se alcanzaron estos dos últimos años, movilización de masas, conmoción de la opinión pública, etc, pero despues de eso no pasa nada. Desafortunadamente estas eran herramientas que se podían usar antes como que empezaba el activismo, opinión pública, protestas masivas y cambios políticos, ahora tenemos activismo, opinión pública, protestas masivas y no hay cambio político, lo que hay es más autoritarismo, entonces estamos en un momento difícil y desafortunadamente no hay una visión clara de lo que hay que hacer, la comunidad activista no sabe cual es el próximo paso, creo que es un momento político difícil en el mundo entero y va a necesitar de reconfiguración e imaginación política que de un salto porque llegamos a un callejón sin salida, estamos en una crisis política global. 

MHD: Para innovar siempre hay que tener el coraje de cambiar, dejar de hacer las cosas como uno las conoce y animarse a probar algo distinto, un canal una metodología, herramientas, etc.

LM: Pero es difícil porque lo que dices suena a radicalización, movimientos libertarios, pero también encontramos que muchos de estos movimientos libertarios están siendo reaccionarios, un momento complejo donde las herramientas que antes usábamos para luchar, y las herramientas que antes usábamos para entender lo que estaba pasando ya no funcionan, hay que repensar todo, las herramientas para entender qué pasa políticamente, como podemos movernos hacia adelante y las herramientas para movernos.

MHD: Ahora con todo lo de Ucrania ha recordado lo que pasó en el 2014, más allá de la lucha pacífica o del totalitarismo, uno hace lucha pacífica y no tiene impacto como vos decis, te reprimen. Los ucranianos tuvieron lo que necesitaba para defender lo que se estaba luchando para que se avanzara en el  acuerdo con la Unión Europea y demostrar el rechazo que se tenía contra ese presidente en ese presidente proruso que quería renunciar al acuerdo con la UE. Estuvieron atrincherados 90 días y eso significó la muerte de personas, mucho coraje, mucha valentía y sacrificio en vidas humanas. Cuando uno habla de lucha no pacífica en el activismo uno habla de una manifestación, de hecho el 27N cuando hubo fuerzas de choque bloqueando las calles alrededor del ministerio había mucho miedo, los que habían convocado al ministerio sentían mucho sentido de la responsabilidad cuando pensaron que esto podría terminar en sangre, por eso aceptaron irse después del diálogo. Después hubo mucha discusión si irse o no, si harían valer la palabra, porque la palabra del régimen no valía mucho, pero la gente que estaba ahí sentía mucha responsabilidad. ¿Qué habría pasado si se atrincheraban no? quizás tenían que atrincherarse días y días y esa lucha no violenta implicaba inmolarse y eso cobra vidas de inocentes. Ahí es cuando uno pregunta cuál es el límite.

LM: Me alegran mucho los cambios en la ciudadanía en general, no solo en Cuba, y el hecho de que los artistas sean intermediarios también es algo positivo, en general tengo mucha curiosidad por qué viene ahora, hay mucho trabajo y estoy escéptica porque este no es el momento más fértil, aquí vemos lo que pensábamos y lo hacemos pero no tiene resultados, y creo que hay que cambiar las estrategias y este es el momento de pensar las nuevas estrategias, todavía no estamos. Hay que concientizar que estamos en esta crisis y buscar soluciones, porque seguimos con la inercia de las viejas herramientas, la vieja comprensión de la arena política y hasta que no paremos y busquemos otras estrategias no vamos a verlas aparecer.