Historias de Familias víctimas del 11J. El periodista independiente Manuel D la Cruz, realiza una serie de entrevistas a familiares de presos del 11 de Julio de 2021 (11J) con un acercamiento a sus vidas, y sus sentimientos. Es una invitación a hacer un repaso de sus casos, las violaciones a la que son sometidos y la sobrevivencia entre tanta impunidad y falta de justicia.
El 12 de julio de 2021 Yordan está cumpliendo sus 20 años. Poco hay para celebrar más allá de la sorpresa que trajo el día anterior. Pero igual, no todos los días se culmina una década, y Yordan a las 9 am ya está despierto. Se levanta temprano- porque las 9 am es temprano para un muchacho de su edad en Cuba- quizá por la ansiedad que produce cumplir años, o por la alteración a la que su mente estaba sujeta por la dinámica del domingo 11.
Sale cerca y luego de casi dos horas está de vuelta en casa. Su plan está elaborado. Salir a la calle, visitar amigos, irse a beber; en fin, cualquier plan que excluya encerrarse en su casa de Los Sitios.
Yordan es un muchacho callejero, como dice su madre Milagros, a quien esta dinámica de su hijo para el cumpleaños no le sorprende en lo absoluto. Milagros simplemente lo mira, al menor de sus 3 varones y penúltimo de sus cinco hijos, y se le aprieta el corazón por como se le ha hecho grande entre estas paredes de la calle Escobar.
Milagros tiene 57 años y como toda excelente madre, ha roto su espalda buscando el sustento y la felicidad de sus hijos. Después de otras labores similares, ha trabajado durante los últimos 5 años limpiando los pasillos del Hospital Pediátrico de Centro Habana. Sin embargo con el salario mínimo ni siquiera le alcanza para sustentar la casa, ¿cuanto menos le dará para hacerle un regalo a Yordan acorde a la fecha?
Mami, voy pa la calle, más tarde vengo, serían las últimas palabras que escucharía Milagro de boca de su hijo durante casi un mes.
El regalo de cumpleaños se lo hace el azar, la parte negra del rojo y negro con que se viste Elegguá. El infortunio con que se premia cada vez más a los devalidos. Seis oficiales de la seguridad del estado, con total violencia, joden la fiesta, que a esta hora, solamente estaba empezando.
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Un mes después, Milagros ni siquiera piensa en trabajar. Ha hecho un sendero entre su casa, la Estación policial de Zanja, y la de Picota. Hasta este momento solo le han dicho que Yordan Manuel Escobar Machín no está detenido en niguno de estos calabozos.
No le guían a verdad alguna, y ella solo tiene como cierto y burbujeante de angustia e impotencia, el recuerdo de la última vez que vio a su hijo. Seis adultos fornidos, excepcionalmente musculosos, vestidos con ropas comunes, empujando y golpeando al inquieto Yordan que no quería desvanecerse así, sin más.
Milagros recuerda haber estado a punto de caer por las intrincadas y rústicas escaleras de su barbacoa al ver el irrespeto con que estos señores procedían: desde bajarse velozmente de aquel Chevrolett, hasta entrar a la casa sin pedir permiso o llamar, y por último, llevarse a su hijo, un chico de 20 años de complexión física delgada, como si fuese el más buscado delincuente de Los Sitios.
Cuando ellos le dan golpe a un preso, no dejan que los familiares lo vean, afirma categóricamente Milagros. Este pensamiento la ha acompañado durante este mes de incesantes búsquedas y permanentes misterios, y ha hecho más pedregoso su peregrinaje. El hecho de que su hijo es aún menor, le sugiere la idea de que puedan tenerlo en la Prisión Jóvenes de Occidente, ubicada en el periférico municipio Cotorro.
En el Cotorro le confirman la veracidad de su intuición materna. Aunque triste por la realidad del encierro, Milagros ya puede irse a casa con la satisfacción que da tener fecha para volver a ver a su pequeño. Los días se harían inmensos, pero Milagros podría ver de nuevo el rostro de su veinteañero: más flaco, menos altivo, pero al fin y al cabo, el único rostro que durante un mes estuvo anhelando ver y besar.
Mami, me llevaron para la Covadonga porque supuestamente salí positivo al covid, pero yo no tenía ningún síntoma. Lo único que yo tenía era el cuerpo en candela de la mano de golpes que me dieron
¿Estuviste en Zanja o en Picota?
En Picota, y de ahí me llevaron pa la Covadonga, supuestamente por covid
Por eso no me dijeron nada los hijoputa estos…
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Fiscalía Provincial de La Habana pedía a Yordan 5 años por el delito de Daños. Varios vecinos de la calle Peñalver testificaron en contra del muchacho, alegando que lo vieron subirse a una azotea, y dejar caer una piedra sobre un carro policial. En el juicio celebrado en Marianao, el 17 de agosto de 2021, el abogado solicitó que se tomara en cuenta la corta edad de Yordan. Los jueces dictaminaron que cumpliera 2 años de internamiento.
«Cuando la sanción es menor a los 5 años, los presos tienen derecho a campamento», nos explica la madre. «A Yordan le han negado todos los privilegios. Y la libertad condicional la primera vez que le tocaba se la negaron por seis meses, y después por cinco meses más. Es como que tiene que pasar los dos años completos allá adentro»
Ese 11 de julio, según la madre, Yordan salió a la calle, ella lo hizo, así como parte considerable de la población de Los Sitios. En solo minutos Milagro se habría de percatar que «la habana completa se había tirado«.
El más tímido, la de mayor edad, el más ebrio y el más escéptico, todos estaban en la calle, ya fuese para ver, gritar, o también, posteriormente, defenderse de las agresiones, que en testimonio unánime de los participantes, fueron iniciadas por las autoridades policiales.
La sensación que rememora Milagros hoy, está alineada con el pensamiento de los testigos in situ del suceso 11J: la gente que estaba en la calle pensó que ese día caería la dictadura.
Es devastador caminar por esa idea, pero es absolutamente necesaria para analizar la efervescencia de los hechos, y para en este mismo tenor, realzar aun el pacifismo del pueblo cubano, quien la única violencia que ejerció la enarboló en defensa propia.
Milagros no tuvo la calma necesaria para entrar al juicio de su hijo Yordan. Injusticia que viera, testimonio falso que oyera, iban a ser agentes catalizadores de un desorden en la sala. Es decir, allí mismo, por su propio pensamiento contrario al gobierno de la Isla, se la iban a llevar presa. Yoandry, su hijo mayor, conociéndola, lo vio venir y le pidió permiso para entrar a la sala en lugar de ella.
Milagros, desde el momento de aquella nefasta detención, ha tomado participación activa en la defensa de los derechos de su hijo. Las redes sociales han sido su principal terreno. Facebook se ha convertido para ella en mucho más que en una aplicación para subir fotos de familia. Allí se hace eco de cada proceso injusto, de cada sanción exagerada, de cada violación a las que ha visto a su familia, y a otras, ser sometidas. Esto le ha costado estar en el objeto de mira de su Jefe de Sector y oficiales de la Seguridad del Estado.
A los cuatro días de las multitudinarias protestas ella misma fue citada, llevada a la fuerza e interrogada, por oficiales de la policía política. En las cercanías del 15 de noviembre del año pasado, fecha fijada por Yunior García y miembros de la plataforma Archipiélagos para elaborar una protesta pacífica por la libertad de los presos políticos, Milagros fue amenazada con prisión si ejercía su derecho a manifestación. Ella, desde casa, vistió toda de blanco y colgó sábanas de igual color en los frentes de Escobar 954, códigos fijados para esta iniciativa.
En diciembre de 2022, Yordan cumple sanción ya no en el centro penitenciario del Cotorro, hace unos meses fue trasladado a la numerada 1580. El secadero, como se le conoce popularmente, trajo para él más hambre y maltratos que la prisión anterior. El cambio de centro se debió a que Yordan había cumplido su mayoría de edad en prisión.
La poesía de la represión está estructurada cínicamente. Y dentro de un calabozo, cada guardia puede ser el autor de un soneto, que para sus mentes trastornada pero diestras en el horror, es bello. Aprecia este espanto Milagros, y queda estancada en los versos acaecidos en julio de este año
El 12 de julio del 2022, Yordan despertó sabiendo que estaba cumpliendo 21 años, y uno entero privado de libertad. No hay ninguna memoria que traiga alegría. La foto más fresca que tiene es la de su último cumpleaños, siendo detenido y golpeado con furia, viendo a su madre casi caer mientras la tensión arterial se le disparaba. El único pensamiento que le alivia, es el que le recuerda que le queda en prisión menos tiempo que cuando empezó.
Yordan caía en cuenta, como lo venía haciendo durante meses, en lo terriblemente poético que resultó haber sido detenido el día en que llegó a los 20. Algo para él era entonces una verdad bíblica: No habrá un cumpleaños peor. En estos momentos, solo rezaba por que se acortaran los cinco días para la próxima visita, en lo que dos guardias de la prisión llegan a su celda. Yordan, vamos con nosotros.
Para Yordan, en las próximas horas, el infortunio tomó nombre, tomó muchos nombres. Castrismo, dictadura, represión, y otras más que chocan entre postes y esquinas de Los Sitios: mariconá, los hijoeputas estos…
Es como si estos artífices del cinismo, creadores impolutos del horror indiscriminado, no hubiesen querido que Yordan olvidara el regalo, que otros como ellos, de la clase y del tipo de gente que son ellos, le hicieran el año pasado.
A los cinco días Milagros, en la 1580, sentada, ve llegar a su hijo. Yordan cojea. Muestra otra serie de golpes. Parece que ellos no sabían que él tendría visita, piensa ahora. Pero bueno, sigue pensando, ellos son capaces de todo…